http://www.elmostrador.cl/mercados/2017/08/01/en-til-til-lo-mataron/
Es entendible la indignación de
los tiltilanos por la reciente decisión del comité de ministros que aprobó
unánimemente dar luz verde al Centro Integral de Gestión de Residuos
Industriales (Cigri) en su comuna. Al final del día nadie quiere que le metan
basura en su patio trasero, menos si es ajena. ¿Se indigna usted cuando un
perro deja un aromático recuerdo en su jardín?
Si bien se ha señalado por parte
del ministro de Medio Ambiente, que “este proyecto se hace cargo de sus
impactos ambientales, los mide, los mitiga y los compensa”, la pregunta que
surge es ¿por qué Til Til y no Las Condes, Paine, Colina o Lo Barnechea? ¿Por
qué a Til Til lo cagaron?
Ninguna comuna desea tener un
vertedero, sin embargo, genera basura. Lo “ideal” sería que el vertedero
quedara fuera de su comuna, pero no tan lejos, dado los costos de recolección y
transporte de la basura, por un lado, y el ahorro de los costos de tener un
vertedero. La localización de un vertedero, entonces, supone una “negociación”
entre los municipios, donde no está claro que todos tienen igualdad de poder.
Como una mesa de ese tipo daría pie a una discusión bizantina, se entiende, se
supone o se espera que la decisión de la cantidad de vertederos y su
localización la tome un organismo central, teniendo en cuenta a lo menos los
siguientes tres puntos:
1. Cantidad
generada de basura (¿1 kg al día per cápita?), tipo de basura y perspectivas de
acuerdo al nivel de desarrollo del país, tecnologías de tratamiento de residuos
y cambios de hábitos.
2. Costos
de recolección, transporte y tratamiento de la basura.
3. Costos
monetarios y no monetarios que produce un vertedero en la población.
Cada comuna debería tener la
obligación de hacerse cargo de su propia basura; y sus vecinos deberían pagar
por ello (de hecho se hace, en parte). Una comuna de mayores recursos, una
comuna ubicada en el centro de la ciudad o una comuna que simplemente no tiene
espacio físico para un vertedero o los terrenos disponibles son muy caros
(costo alternativo), deberían pagar a una comuna más pobre o a una comuna con
terrenos disponibles o con bajo costo alternativo, todos los costos que
correspondan.
Está claro que la basura es un
mal, una externalidad negativa de las ciudades. Pero teniendo en cuenta las
premisas anteriores, por lo menos se garantiza que el manejo de este mal no sea
tan discrecional. Se echa de menos una discusión en esta línea.
Iván Rojas B.