https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2024/09/24/abogados-y-economistas-su-rol-en-el-equilibrio-mediocre/
El caso audio
nos ha enfrentado a una cruda realidad que, o no queríamos ver, minimizábamos,
o, peor aún, normalizábamos, aunque sea un poco: una forma de hacer las cosas
que nos ha llevado a un dañino equilibrio. Debajo de la alfombra se ha
acumulado, a lo largos de los años, demasiada mugre. Al fin de cuentas, no nos
diferenciamos tanto de otros países donde la misma corrupción es más evidente. Esta forma de hacer las cosas, desde
irregularidades a abusos y corrupción pura, al ser más disimulada que en otras
latitudes, tuvo asociado el peligro de dar una falsa sensación de que las
instituciones funcionan más o menos bien. Eso creíamos, y de eso nos
jactábamos.
En Chile, la
figura del abogado ha tenido un rol que va más allá de la industria legal. Pululan
en la cosa pública -cual mentolatum- porque su profesión les permite adaptarse y,
más que ser un abogado en el marco de la asesoría jurídica, cumplen un papel
tanto en los tres poderes del Estado como en el mundo privado. Estamos
gobernados por abogados.
Hermosilla es la
representación estructural de cómo se litiga en Chile. Es uno más. Es una
muestra de cómo funciona un bufete moderno de abogados más allá de la discusión
de argumentos en un caso en tribunales; se trata de sus relaciones con colegas,
jueces, políticos, empresarios y la prensa. La telelitigación llegó a convertirse en un fenómeno que involucra a
los medios en un relato paralelo y coloquial de la causa, presionando al poder
judicial. ¿Qué diferencia existe entre los abogados tipo Hermosilla y un buen abogado
de, por ejemplo, Curicó? Son las redes de contacto. Por lo tanto, se entiende que
el servicio jurídico que otorgan los primeros contemplan dichas redes y sus
gestiones, desde pitutos y paleteadas, hasta elección de tribunales
y jueces de conveniencia. Es, por decirlo así, su sello diferenciador por el
cual fanfarronean y cobran sus honorarios… y por el cual sus clientes, muchas
veces a sabiendas, acuden a ellos.
Todo lo anterior
se entiende posible porque distintas unidades del sistema permiten, por decirlo
de manera diplomática, este equilibrio mediocre. La Corporación Administrativa
del Poder Judicial (CAPJ), desde su máximo representante que declaró tener un
doctorado en una universidad belga, pero que se descubrió que no era
auténtico tras un conflicto por acoso laboral, hasta la responsabilidad de
sistemas de asignación de causas que permiten ser vulnerados, es parte esencial
del engranaje. Por ejemplo, la asignación de las causas de la quiebra de Latam
y Curauma al 2° Juzgado Civil de Santiago, tramitadas por el mismo estudio de
abogados, no solo desafían las leyes de las probabilidades, sino que son
escandalosas, toda vez que internamente se ha reconocido en forma expresa que,
si se hubiese seguido el criterio de asignación que impide elegir un tribunal
de conveniencia, dichos casos habrían sido asignados a otros tribunales; ambas
causas han significado un daño relevante no solo a acreedores, sino también a
los accionistas minoritarios. ¿Justo proceso?
Por su parte, el
Colegio de Abogados ha sido un elemento decorativo en todo esto; ya perdió su
oportunidad para marcar una opinión clara y categórica; es parte del mainstream.
Si a lo anterior
agregamos la opacidad en el nombramiento de los CBR y de notarios, la
posibilidad de contar con un juez amigo en algún juicio, irregularidades en la
integración de las salas, irregularidades en la inhabilidades de los jueces al
enfrentar un caso, irregularidades cometidas en la tramitación de las causas
por incumplimiento de las normas y criterios existentes, el mercado secundario
de los informes en derecho como figura residual en el proceso judicial y que
posteriormente son publicados por la academia como papers, y el silencio del mundo académico del derecho que también
forma parte de los más reputados estudios de abogados de la plaza, entre otros
elementos, se logra entender que Hermosilla no es el niño símbolo de la
corrupción. El cuadro es mucho peor. Convertir a Hermosilla en el chivo
expiatorio sería un error y hará que al final de todo este episodio el sistema
mejore un poco, pero solo eso. Seguiremos casi igual, avanzando sobre la base de
parches.
En otro
contexto, con los economistas pasa algo similar. Han jugado un rol importante en la mala
implementación del modelo económico en Chile y en no haberlo corregido. Lo que
se implementó en Chile no fue el modelo económico que nos hubiese llevado hoy
al desarrollo. Tenemos un modelo que es un jurel
tipo salmón, pero nadie hace la diferencia. Es un modelo de equilibrios
oligopólicos y no de competencia real. Se trata de un sistema económico plagado
por intereses creados, que dio lugar a grupos de poder y decisión, resultando
en transferencias unilaterales de riqueza y abusos.
En
nuestra pequeña economía, lamentablemente, la red de contactos que se ha
generado entre los agentes que poseen posiciones de semiprivilegio ha resultado
en un equilibrio que nos tiene entrampados en el ingreso medio. Así, se
ven grandes empresas supuestamente exitosas y dignas de admiración, que basan
su estrategia corporativa en imperfecciones de mercado.
En
Icare, Enade y similares, se habla de “compromiso país” y abundan los lugares
comunes y las frases obvias sin sustancia y se regalan los oídos a la privilegiada
galería asistente. El compromiso país se ha traducido, en la práctica, en dar
migajas a programas muy diversos, desde techos a los más necesitados, escuelas
rurales, fomento al pobre emprendedor que no tiene acceso a capital, todo con
toque de trompeta en vistosas páginas sociales o sendas entrevistas dominicales
en el diario regalón, mientras en paralelo, obtienen suculentas rentas
anormales en los mercados en los que operan. Ciegamente creen que hacen bien
las cosas, incluso creen que le hacen un bien al país; pero no tienen
consciencia de que un porcentaje importante de sus utilidades se generan por
los abusos a los mismos que pretenden ayudar.
¿Ejemplos?
farmacias, pollos, guerra del plasma, repactaciones unilaterales, intereses
disfrazados de comisiones, colusiones, bancos que no entregan toda la
información a sus clientes, barreras de entrada, barreras de salida, créditos
con un costo final para el cliente que excede considerablemente la Tasa Máxima
Convencional, ventas atadas, retail
que puede crear empresas que actúen como un banco sin someterse a las normas
que lo rigen, triangulaciones de platas financiándose en el mercado de
capitales y colocarlas al público vía una empresa filial, grandes compradores
que aplican el poder negociador contra un proveedor pequeño y le imponen un
precio considerablemente distinto del precio del bien transable a nivel
mundial, por señalar algunos casos. ¿Acaso no es raro que las mismas empresas
que han tenido multas por colusión en el extranjero figuren en nuestro país en
un ranking de empresas de mejor reputación o similares?
¿Y las autoridades? No están a la altura. La CMF se ha convertido en un mero
buzón burocrático. Públicas han sido las denuncias que he hecho por la
situación de las quebradas compañías de seguros de vida que venden rentas
vitalicias y del rol de la CMF en permitir una ficción contable que subvalora
el verdadero pasivo con los pensionados. La CMF elude el tema y no responde con
argumentos. Y otras veces simplemente no responde. Pongo un ejemplo: en abril
2023 hice una denuncia a la CMF (código CMF 2058053); en agosto 2024 volví a
solicitar respuesta a la denuncia (código CMF 2024080446866); a la fecha sigue
sin respuesta. ¿De qué trata la denuncia? De dos temas que considero
relevantes: a) un evidente conflicto de interés de Euroamérica S.A.,
controladora de Euroamérica Compañía de Seguros de Vida y principal accionista
de Enjoy, que resulta en una transferencia de riesgo en perjuicio de los
pensionados por renta vitalicia, y b) los millonarios pagos que todos los años
Euroamérica Compañía de Seguros de Vida paga a la matriz por concepto de
“asesorías financieras”. Llevo más de 1 año esperando respuesta de la CMF. En
el caso audio, El Mostrador comenta que la CMF habría tomado conocimiento de la
situación hace más de 1 año.
El
equilibrio mediocre está en todos lados. Cuando se habla de reforma al sistema
de pensiones -uno de los pilares fundamentales del descontento ciudadano en contra
de “El Modelo”-, nadie habla del Equivalente
Cierto, concepto financiero clave en el análisis del proceso de ahorro de
pensiones, y se engañan haciendo proyecciones utilizado retornos esperados que sobreponderan
las bondades del sistema y después se convierten en promesas implícitas. Al
modelo de pensiones se le asignan atributos que no tiene, y en función de ello
se implementan parches. Nunca se ha contado el cuento completo del sistema de
capitalización individual, ni siquiera su autodenominado “padre”; y para
perfeccionar o reemplazar algo, primero hay que entenderlo bien. El mundo
académico ha mantenido un cómplice silencio.
El resultado de
todo lo anterior ha sido que el modelo implementado en Chile está capturado por
intereses creados en todas las áreas y donde todo está en un estable equilibrio
mediocre, convirtiéndose en una implementación degenerativa del modelo
original. En este equilibrio mediocre, todo -sector privado, gobierno y sector
público, instituciones reguladoras, sistema legal- funciona a medias, y el rol
de abogados y economistas ha sido fundamental. Si bien algo se avanzó en las
últimas décadas, el país fue como un atleta corriendo con una pesada mochila. ¿Por
qué no se corrige? Porque a la élite le conviene mantener el statu quo. Y cuando ocurren eventos que
remecen los cimientos del sistema, como por ejemplo el estallido social,
producen un mea culpa y se logra avanzar un poco, todo en base a mejoras tipo
parches. Ser revolucionario y romper esquemas va en contra de la subsistencia
propia del modelo.
En el análisis
de por qué perdimos el rumbo, la crisis del poder judicial no es independiente
de la crisis de la trampa del ingreso medio. No sacamos mucho con corregir el
sistema de nombramiento de jueces, por ejemplo, sin promover una efectiva
competencia en todos los sectores; no sacamos mucho con tratar de abordar de
verdad el problema de las bajas pensiones, sin corregir a la CAPJ y sus
mecanismos que deben garantizar un proceso jurídico imparcial y objetivo. Es la
forma de hacer las cosas en todo ámbito la que está dañada. Por lo tanto, una
solución efectiva implica necesariamente abordar el cuadro completo; solución
que no deja de ser dolorosa para todos los incumbentes. Solo así Chile saldrá
de la trampa del ingreso medio.
Todos estos
temas tratados no son nuevos. Y volviendo al título de esta columna, abogados y
economistas no hicieron nada por cambiar de verdad el sistema. No tuvieron visión de largo plazo. En vez ser
parte integral de una solución consistente en apuntalar el verdadero modelo de
desarrollo y servir de guía a políticos y empresarios, han sido parte del
equilibrio mediocre en el que estamos. Ese ha sido el verdadero costo de todo
esto: no haber llegado hace rato al desarrollo.
Lo bueno de esta
crisis generalizada es que da la oportunidad de ir al fondo del problema. Pero
si esperamos que sean los mismos los que arreglen el sistema… adivine usted qué
va a pasar.
Iván Rojas B.