El alza en los precios de los alimentos se ha convertido en un silencioso problema. Bienes como el arroz –parte fundamental de la dieta de casi la mitad de la población mundial-, trigo, maíz, leche y otros básicos han marcado niveles sin precedentes, que ni siquiera se han visto en tiempos de guerra.
Entre las causas, se da la paradójica situación que el mayor nivel de bienestar promedio hace que más gente que nunca pueda comer más y mejor, aumentando fuertemente la demanda. La oferta, por otro lado, tiene una capacidad de respuesta más lenta. Además, el cambio climático ha afectado negativamente las cosechas. Y para agravar el tema, los nuevos usos del maíz hacen que sea más rentable dedicarse a los biocombustibles.
¿No está funcionando el mercado? Si bien es correcto que la escasez de un bien se refleje en su precio, también existen distorsiones importantes por parte de muchos países que mal administran una producción de alimentos global que puede satisfacer con creces a todos los habitantes del planeta. “La agricultura está ahora en un limbo. El mundo de los precios baratos de comida ha pasado”, plantea The Economist…a pesar de que las mejoras tecnológicas puedan ayudar en la productividad.
En el siglo 1 D.C., la ración de comida para un soldado era un litro de trigo; tres litros de cebada -un alimento de menor calidad- serviría para alimentar malamente a una familia pequeña. Uno de los cuatro jinetes dice: “un litro de trigo por un denario, y tres litros de cebada por un denario”. Un denario era el salario de un día completo.
Según Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, “en Bangladesh un paquete de arroz de dos kilos cuesta la mitad del ingreso diario de una familia pobre”. En Chile, el 44% del ingreso de los hogares más pobres se destina a alimentación.
Entre las causas, se da la paradójica situación que el mayor nivel de bienestar promedio hace que más gente que nunca pueda comer más y mejor, aumentando fuertemente la demanda. La oferta, por otro lado, tiene una capacidad de respuesta más lenta. Además, el cambio climático ha afectado negativamente las cosechas. Y para agravar el tema, los nuevos usos del maíz hacen que sea más rentable dedicarse a los biocombustibles.
¿No está funcionando el mercado? Si bien es correcto que la escasez de un bien se refleje en su precio, también existen distorsiones importantes por parte de muchos países que mal administran una producción de alimentos global que puede satisfacer con creces a todos los habitantes del planeta. “La agricultura está ahora en un limbo. El mundo de los precios baratos de comida ha pasado”, plantea The Economist…a pesar de que las mejoras tecnológicas puedan ayudar en la productividad.
En el siglo 1 D.C., la ración de comida para un soldado era un litro de trigo; tres litros de cebada -un alimento de menor calidad- serviría para alimentar malamente a una familia pequeña. Uno de los cuatro jinetes dice: “un litro de trigo por un denario, y tres litros de cebada por un denario”. Un denario era el salario de un día completo.
Según Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, “en Bangladesh un paquete de arroz de dos kilos cuesta la mitad del ingreso diario de una familia pobre”. En Chile, el 44% del ingreso de los hogares más pobres se destina a alimentación.
¿La solución? No es tan clara para algunos. Como la fotografía del inicio, para muchos es sólo un cuadro negro.
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