domingo, 29 de junio de 2008

Zimbabwe, ¿otro Irak?


“¿Cuál es el punto si todos nosotros sabemos el resultado?”, pregunta un joven en The Economist, con referencia a la segunda vuelta en las elecciones este 27 de junio en Zimbabwe. En efecto, el régimen de terror y la permanente campaña de violencia del actual gobierno contra sus propios ciudadanos, hizo que finalmente esta carrera la corriera sólo uno. Fuentes oficiales declaran que Robert Mugabe –quien está en el poder desde 1980– jurará hoy (domingo) por un nuevo período.

Los países vecinos en la práctica tienen muy pocas herramientas para presionar en pos de algún cambio efectivo. Además, ya tienen un desafío colosal de repuntar sus propias economías. Entonces, ¿cómo ayudar a un país de unos 13 millones de personas, con una esperanza de vida de 42-44 años, con PIB per cápita de USD260 (entre los más pobres del mundo, unas 27 veces más bajo que Chile), con una inflación de más del 1.000% anual, con un penoso top 1 como la economía que más destruyó valor entre 1995-2005, y para colmo, con un 20% de su población entre 15 y 45 años enferma de Sida?

El rol del mundo desarrollado es esencial, especialmente Estados Unidos. El Presidente Bush ha declarado sanciones contra el régimen ilegítimo de Mugabe. Pero, a priori, dichas sanciones serán poco efectivas, porque se trata de una persona a la que aferrarse ciegamente al poder ha hecho que viole permanentemente los derechos humanos, sin importarle nada ni nadie, sanciones más o sanciones menos. Se requeriría “cirugía mayor”, y para ello, según la teoría de juegos sería crucial cambiar el mapa de beneficios y costos” del señor Mugabe, con las señales correctas, so pena de afectar temporalmente la soberanía (la desgracia ocurrida hace poco en Myanmar puso este último punto nuevamente sobre la mesa).

Con la perspectiva de los años, la historia probablemente evaluará como un punto de viraje positivo la intervención de Estados Unidos en Irak. Si bien acá no se replica el mismo caso, bien vale la pena una discusión abierta sobre una solución real mancomunada. Y en este hipotético escenario, ¿cuál de los dos candidatos al trono, Mc Cain u Obama, se vería con más liderazgo, actitud y temple?

Al margen de todo lo anterior, y desde un punto de vista más macro, se confirman nuevamente las sabias palabras del rey Salomón, escritas hace más de 3.000 años: “el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo”.

martes, 17 de junio de 2008

Sí al impuesto específico


En economía, la principal razón de ser de un impuesto específico no es la recaudación, sino desincentivar el consumo de un bien que genera una externalidad negativa. Si el objetivo fuera lo primero, el impuesto sería poco efectivo ya que lo que se pierde en bienestar para la sociedad es mayor que el monto recaudado, a menos que la redistribución de los ingresos lo justifique.

Sabemos que el uso del automóvil genera las externalidades como la congestión y contaminación, por lo que resulta necesario que el privado incorpore dichos costos en su decisión. Para ello, la tarificación vial y el impuesto a los combustibles son impuestos que son eficientes: cada individuo optimiza sus viajes y distancias recorridas, y/o cambia de modo de transporte. Además, dentro de un plan global que incluya una inversión de por lo menos la depreciación de la infraestructura vial y ataque las externalidades antes expuestas, el cobro eficiente de las patentes –por eje equivalente- también debiera entrar en el análisis y generar una estructura de recaudación que combine estas tres variables; la cuantía del impuesto específico dependerá del peso relativo que se le quiera dar a este componente variable. En este contexto, dicho sea de paso, la restricción vehicular no tiene asidero.

Considerando lo anterior, no parece adecuado plantear la eliminación del impuesto específico. Huele a populismo puro. Pero sí es razonable alegar que éste sea eficiente en cuanto a su aplicación (discriminando lo mejor posible entre quienes contaminan, destruyen y congestionan más las vías, cosa que hoy no ocurre) y su cuantía (unos USD 1.700 millones el año pasado, ¿coherente con un retorno exigido a la infraestructura vial?).

Este es el escenario que se debería vislumbrar a la hora de discutir estos impuestos (todos juntos, necesariamente), independiente del precio internacional del petróleo.

Ahora bien, especialmente con la actual coyuntura, las señales que se den a los distintos agentes son muy importantes. Galetovic (2006) plantea lo que el flujo vehicular aumentaría un 25% si se eliminara el impuesto específico, lo que no resulta razonable con que los individuos internalicen el mayor costo.

¿Nada que hacer? Por cierto que se pueden analizar subsidios directos que compensen siempre a los más afectados, pero sin dar a entender, especialmente a grupos de presión, que “en pedir no hay engaño” o que comenzó la temporada de ofertas. Al final se puede terminar distorsionando aún más una estructura de impuestos que ya es ineficiente.

miércoles, 11 de junio de 2008

¿Por qué no en Chile?


¿Son jóvenes o viejas las empresas? Es el título de un artículo publicado en el último número de la revista QuéPasa. El semanario analiza mediante 10 preguntas la edad promedio de las empresas y de sus ejecutivos, la legislación, las aperturas en bolsa, el acceso a financiamiento, entre otros factores interesantes que apuntan, con mayor o menor fuerza, en la misma dirección: la vida de las empresas emergentes es muy difícil en Chile.

Pero una de las 10 preguntas se destaca del resto y tiene peso por sí misma: ¿Por qué Google no nació en Chile? El problema, se comenta a continuación, no pasaría por la falta de creatividad, sino más bien es el tamaño del mercado y el acceso al financiamiento.

Una hipótesis adicional: la forma de evaluar los proyectos. Los criterios de decisión son universales, pero ¿no será que en Chile le damos demasiada importancia, tanto el empresario como la contraparte (una institución financiera, por ejemplo), al resultado que entrega una celda específica de la planilla Excel? Muchas veces incluso se podrían perder de vista los fundamentos del proyecto, que en definitiva son los verdaderos factores determinantes. Así entonces, ¿cómo estimar los flujos de caja de un Facebook, un Youtube o un Google? Para un verdadero visionario el Excel pasaría a confirmar lo que él ya intuyó hace rato. ¿Pero qué se le diría en Chile a un Steve Jobs, a un Mark Zuckerberg o a un Larry Page? ¿No será por ello que este tipo de personas tienen poco espacio en Chile?

Por si se nos olvida, Google tiene menos de 10 años de vida y su actual capitalización bursátil es de USD 130 billones, más de 6 veces el valor en bolsa de Copec, la empresa más grande de Chile.

domingo, 8 de junio de 2008

Cuando la calidad no lo es todo


Un estudio de la Universidad de Michigan reveló que las madres que trabajan fuera del hogar dedican a sus hijos un promedio de 11 minutos diarios como tiempo de calidad (entendido como el tiempo que se dedica exclusivamente a jugar y enseñar). Los padres que trabajan dedican 8 minutos. Uno tendería a pensar que la situación cambia radicalmente los fines de semana, pero no es así: aumenta sólo a 30 y a 14 minutos en el caso de las mujeres y los hombres, respectivamente.

El concepto “tiempo de calidad” a priori suena bien, ya que está asociado a una atención especial, pero puede ser engañoso. El Dr. Lee Salk, de la Universidad de Cornell, dijo: “El concepto de tiempo de calidad es una tontería. Esta expresión se ha originado en el sentimiento de culpa de los padres... la gente estaba permitiéndose pasar menos tiempo con sus hijos”. El problema radica en que el buen ejemplo que se pueda transmitir a los hijos (que es una de las mejores maneras de educar a los hijos), requiere tiempo. ¿Se puede asegurar que en solo unos minutos se logre una buena sintonía entre padre e hijo? Difícil.

La familia constituye la unidad base de la sociedad. Una familia estable constituye una muy buena base para la formación del capital humano, el recurso más valioso que poseen los países. A su vez, las estadísticas muestran que existe una relación directa entre familias poco estables y problemas sociales

¿Y en Chile? Parece que no hay estudios oficiales, pero no sería extraño ver que poco a poco los tiempos de calidad también se van reduciendo. Y la situación empeora cuando existen medidas que en mayor o menor grado, directa o indirectamente, incentivan o desincentivan ciertos comportamientos en la población, que apuntan a no fortalecer a la familia. Así, es interesante notar que en Chile, en el año 2007, el 62% de los niños nació fuera del matrimonio, superando por varios puntos porcentuales al 33% registrado en Estados Unidos; la tasa de natalidad cae permanentemente, envejeciendo lentamente el país; y se posterga el matrimonio y la tenencia de hijos en un hogar con cada vez menos miembros.