But start of a simple diagnostic of the company (all figures in billions of U.S. dollars). GM has assets of 136 and debts of 193 (67 of theses relate to debt of the operation). The company generated a gross margin of 12 in 2007, but the increased costs of administration caused that line operational losses scored 4.3. The results of the first half of 2008 are worse: -5.4 gross margin and operating income of -12.5. The financial costs of the company from 2.9 in 2007 and 0.7 in the first half of 2008 are not as "high" in relation to the total amount of debt.
The plan of $25 billion in state AID is not the solution. The company does not necessarily need more debt, which could even aggravate the situation. Why more debt, if GM is already in default? The fundamental problem is on the left side of the balance sheet, where assets are show a very low return of the average for the industry.
It is in this arena that would open an opportunity for another giant, Toyota, which more than 320,000 employees. Although the global auto industry is going through a cycle of low, the company is in good standing for this challenge: in 2007 recorded a gross margin of 16% and a cash generation (EBITDA) of $31. 2 billion.
Likely, GM will be another company in the hands of Toyota. But not with the rules of the game today (labor restrictions, regulatory and trade, among others), which historically have favored a more American workers than the Japanese. This involves making a "clean slate" as part of the cost of recovering the patient. Only then would the Japanese miracle, that despite the lower expected sales, a better operational efficiency - a 10% operating margin, "a lá Japanese"? - would allow GM to reverse its position, with a business that reaches cover its costs, expenses and properly serve the debt.
A bargain for $1.65 billion? And why not? If Obama is the new President, is no unusual for a Japanese company -and no Chrysler- to buy GM. A good idea in times of crisis, where the big fish can be eat a similar size, but weaker.
El mercado sigue de cerca la delicada situación financiera por la que atraviesa el principal fabricante de automóviles de Estados Unidos, General Motors (GM). Con 266.000 empleados, al gigante le ha tocado “bailar con la fea”: pérdidas de USD38 billones y USD 16 billones el año 2007 y el primer semestre de este año, respectivamente. El mercado ha hablado fuerte y claro: el precio de la acción ha caído desde un “piso” en 2007 de USD30 a menos de USD 3 hoy. Y si bien la caída bursátil también se ha dado en otras importantes compañías de la industria, es tan preocupante la situación de GM que algunos analistas le han asignado un precio objetivo de cero. Inédito.
Pero partamos por un diagnóstico simple de la compañía (todas las cifras en billones de USD). GM tiene activos por 136 y deudas por 193 (de los cuales 67 corresponden a deuda de la operación). La compañía generó un margen bruto de 12 en 2007, pero los mayores gastos de administración provocaron que la línea operacional anotara pérdidas por 4,3. Los resultados al primer semestre de 2008 son peores: margen bruto de -5,4 y resultado operacional de -12,5. Los gastos financieros de la compañía de 2,9 en 2007 y 0,7 en la primera mitad de 2008 no son tan “altos” en relación al monto total de deuda.
El plan de ayuda estatal de USD25 billones no es la solución. La compañía no necesariamente necesita más deuda, la que incluso podría agravar la situación. ¿Para qué más deuda, si ya está en default? El problema de fondo está en lado izquierdo del balance, donde los activos muestran un retorno muy bajo el promedio de la industria.
Es en este escenario en que se abriría una oportunidad para otro gigante, Toyota, que posee más de 320.000 empleados. A pesar de que la industria automotriz mundial está pasando por un ciclo a la baja, la compañía se encuentra en buen pie para este desafío: anotó un margen bruto de 16% y una generación de caja (Ebitda) de USD31,2 billones.
Muy probablemente GM en manos de Toyota sea otra empresa. Pero no con las reglas del juego actuales (restricciones laborales, regulatorias y comerciales, entre otras), que históricamente han favorecido más a los trabajadores americanos que a los japoneses. Esto implica hacer un “borrón y cuenta nueva”, como parte del costo de recuperar al enfermo. Sólo así se produciría el milagro japonés, en que a pesar de las menores ventas esperadas, una mejora en la eficiencia operativa -¿un 10% de margen operacional, “a la japonesa”?- permitiría a GM revertir su situación, con un negocio que alcanzara a cubrir sus costos, gastos y servir adecuadamente la deuda.
¿Una ganga por USD1,65 billones? ¿Y por qué no? Si Obama salió presidente, no tiene nada de raro que una compañía japonesa -y no Chrysler- compre a firme GM por medio de una oferta hostil de compra. Una buena idea en tiempos de crisis, donde el pez grande se puede comer a otro de similar tamaño, pero más débil.