Así titula el Economist un artículo del 19 de mayo, que estaba dentro de mis lecturas pendientes (o mejor dicho, dentro de las que se me habían pasado), y que trata sobre las oportunidades (amenazas) que enfrenta la banca retail en el mundo.
El artículo plantea que mientras el resto de los sectores de la economía están en permanente innovación, la banca retail permanece “estable”. Por ejemplo, desde hace por lo menos un siglo, el sistema de sucursales bancarias ha permanecido como eje central dentro de la estrategia bancaria, aun cuando éstas son cada vez menos importantes debido a los avances tecnológicos como la Internet y los teléfonos inteligentes.
Un dato para pensar: la banca retail explica el 54% de los ingresos de la banca mundial (en América latina, el 70%). Pero mantener dichas sucursales es caro; para la mayoría de los bancos grandes, los costos fijos de las sucursales pueden explicar entre el 40% y 60% del costo total de operación… adivine quien paga todo eso. Durante años las sucursales fueron vistas como lugares donde los clientes acudían a depositar o retirar dinero. Estudios muestran que a la gente le gusta las sucursales, sienten que su dinero está más protegido y es un elemento vital para decidir donde abrir una cuenta bancaria. Eso probablemente explica el aumento que ha habido en las sucursales bancarias, llegando a más de 40 por 100.000 habitantes en Estados Unidos. Si bien esto puede ser cierto para las captaciones, no necesariamente se aplica a las colocaciones. Además, el costo de procesamiento es cada vez más bajo y la gente se está acostumbrando a hacer trámites y transacciones por Internet ha hecho que muchos bancos estén reinventando sus sucursales: Citi de Singapur, por ejemplo, las ha adaptado en cafés y salas con sofás, pantallas Leds y ipads, para así lograr una mayor proximidad e interacción con un cliente con cada vez más influencias, poder negociador y menores costos de cambio.
Lo relevante es que todo banco nuevo pensará muy bien la estrategia de las sucursales. Es probable que éstas no desaparezcan por completo, pero está claro que las nuevas tecnologías apuntan a un número significativamente menor que el actual.
Nuestro sistema bancario, por cierto, no está inmune a esta revolución que ya comenzó. Se me viene a la mente la excelente iniciativa privada de www.cumplo.cl , frenada por la Autoridad por estar infringiendo la ley bancaria. ¿Tecnicismos? Como sea, la innovación se impondrá. Si los modelos de negocios de cumplo.cl y otros van en la dirección correcta, será la legislación la que a la larga se deberá adaptar a dicha innovación.
Pero el éxito de nuestra banca local se debe en gran medida a la eficiente regulación, dirán algunos, alardeando de la estabilidad financiera del sistema y de su seguridad. Podrían agregar que una drástica innovación puede traer un mayor riesgo sistémico. Puede ser verdad, pero en parte dicho éxito ha sido a costa de los propios clientes. Es evidente que en un oligopolio no hay incentivos para salir de la situación cómoda en la que se encuentran sus integrantes y, digámoslo claro, la entrada de un nuevo competidor que no comulga con el club no es precisamente motivo de gozo, menos si su forma de hacer el mismo negocio es a costos (y precios) considerablemente menores.
Ojalá que el artículo del Economist no haya pasado desapercibido a los señores banqueros criollos y a las autoridades respectivas. Menos su aplicación concreta a nuestro país. ¿Test de stress?
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