En cosechas de uva viníferas de temporadas anteriores,
medios supuestamente especializados hablaban de la catástrofe que produciría
una sobreproducción de uva (que es irrelevante en el contexto mundial,
tratándose de un bien transable), justificando así -o mejor dicho santificando-
los bajos precios fijados y pagados por este insumo vital por parte de los
grandes productores de vino. Hoy, por el contrario, la importante caída en la oferta
chilena de uva vinífera ni siquiera es tema. “No se oye padre”, diría mi madre. Para qué hablar de mencionar siquiera
la paridad de los precios internacionales, que es la variable económica más
importante. ¿No será acaso parte de una “exitosa” estrategia comunicacional por
parte de un cartel en período previo a la fijación unilateral final de precios?
Nótese que hablamos de proceso de fijación de
precios, lo cual ya es raro, porque debería ser más bien una negociación si se
tratara de un mercado competitivo. Pero no; y hoy, dicho proceso de fijación
unilateral se encuentra en la última etapa.
Resulta, por lo tanto, conveniente -¡y urgente!- considerar los
siguientes elementos en los análisis del mercado del vino, uno de los productos
más transable del agro chileno. Como ente rector, un axioma económico que nunca
se debería perder de vista es el siguiente: tratándose de un bien transable y
de oferentes cuya sobre o sub producción es irrelevante a nivel mundial, el
precio local debería ser coherente con la paridad de exportación/importación
equivalente que corresponda. Si no es así, algo en el mercado interno anda mal.
Muchas veces se ve en los estudios de investigación que las fórmulas y las
metodologías producen una cierta ceguera y se pierde de vista este axioma fundamental.
Aplicando este principio elemental al mercado del
vino, el precio de la uva vinífera –que es una función de demanda derivada del
producto final- debería también tener una coherencia con precios
internacionales de este insumo, los cuales, a su vez, deberían seguir una
relación más o menos estable con el precio internacional del vino de categoría
equivalente. Por otra parte, tratándose de un insumo esencial para producir
vino y, a la vez, cuyo costo representa una fracción menor del precio del
producto final, esta demanda derivada debería ser bastante inelástica. La
conclusión es más o menos lógica: una reducción importante en la cosecha chilena
de uva vinífera debería tener asociado un alza –digamos ajuste, más que
reajuste, considerando adicionalmente que el nivel de precios en Chile no le
llega ni a los talones al precio equivalente pagado de uva en, por ejemplo,
California- en los precios pagados. “Debería”, cosa que no ocurre.
¿Observamos este axioma en el mercado local? En mi
opinión, claramente nos encontramos en riesgo de estar en presencia de un
sofisticado y peligroso cartel tácito, toda vez que los elementos que configurarían
el abuso de la posición dominante por parte de los grandes y pocos compradores
de uva vinífera no serían solamente los “tradicionales”, si no que mucho más
sutiles, pero de certera eficacia.
No nos confundamos: la eficacia del cartel, es
decir, sus resultados a la luz del axioma antes expuesto, es la prueba maestra
de su existencia, más que la búsqueda de pruebas tradicionales que muestren colusión,
las cuales a estas alturas, son cada vez más difíciles de encontrar.
Dada la reiteración de este sospechoso proceso de
fijación de precios, resulta imperioso que la FNE actúe ahora en corregir imperfecciones
en este mercado tan relevante para el país y la imagen que se quiere proyectar.
No hay que esperar una investigación de un año y medio para actuar, que es el
promedio de tiempo que se demora la FNE en hacer un estudio; tampoco que el
mercado del vino sea el elegido para ser analizado dentro de los dos estudios
que la FNE hace en el año. Los productores de uva no pueden esperar, algunos ya
no dan más.
No hay que olvidar que este tipo de prácticas tiene
importantes efectos colaterales en el exterior, cuyas acciones de clases pueden
tener drásticas sanciones internacionales a quienes compiten deslealmente. Así
que las correcciones es este mercado benefician incluso a aquellos que forman
el cartel.
Iván Rojas B.