Por primera vez
desde que se tiene registro, Bloomberg informó (21 de junio) que el mundo ahora
tiene USD 13 trillones de bonos con rendimientos inferiores a 0% nominal anual.
Es decir, títulos emitidos por relevantes gobiernos triple A -lo más libre de
riesgo de no pago que existe- que rinden negativo; en vez de que el emisor
(gobierno) pague un retorno al tenedor del bono, es el tenedor que asume un
costo por tener invertida su plata “segura”; una especie de pago por conservar
el dinero en las cajas fuertes de los bancos; un bodegaje.
Se unieron al club
de la deuda pública con rendimientos a 10 años por debajo de cero Austria,
Suecia y Francia. Las tasas japonesas y alemanas registraron nuevos mínimos
históricos negativos. ¿Próximos candidatos? Podrían seguir Bélgica, que se
encuentra al borde de una tasa de 10 años de 0,08% anual, y España, en torno al
0,39% anual.
Como referencia,
algunas cifras del FMI: a) el PIB de Estados Unidos es USD 20,5 trillones y
representa un 24,4% del PIB mundial; b) La deuda total de 183 gobiernos -triple
A y no triple A- es de USD 67,6 trillones; c) El 67% de la deuda total –esto es
USD 45,3 trillones- la concentran 8 países (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino
Unido, Francia, Canadá, Italia y España). Por lo tanto, la cifra de USD 13
trillones de deuda “bajo cero” es muy relevante.
¿Será temporal
este fenómeno, un capricho de los bancos centrales? La respuesta rápida
relaciona este fenómeno con la guerra comercial EE.UU-China y la política del
Banco Central Europeo y los próximos movimientos del Banco de Japón, las dos
regiones que constituyen el grueso de los rendimientos bajo cero. La respuesta
más meditada –quizás- incorporaría elementos demográficos que inciden en una
sobredemanda por este tipo de papeles sin riesgo, los que en un mundo con mayor
retorno-volatilidad producto del vertiginoso proceso de innovación y destrucción
creativa, constituyen refugios escasos. Y en este esquema, los movimientos de
política monetaria de los bancos centrales afectarían poco a las tasas largas
y, en consecuencia, lo más probable es que las tasas libres de riesgo continúen
bajas, muy bajas. No hay que equivocarse en ello.
Otro dato interesante
de Bloomberg: alrededor del 40% de los bonos globales ahora tienen un retorno inferior al 1% anual. Estamos hablando de tasas nominales. Por lo tanto, restando la inflación,
es posible concluir que estos bonos rinden tasas reales cero o negativas.
Este fenómeno se
aprecia no solo en bonos soberanos. En el mercado corporativo con grado de
inversión, los títulos con rendimiento negativo ahora representan casi una
cuarta parte del total.
Ante este
universo, cuyo agujero negro de bonos con retornos reales cercanos a cero o
negativos está en expansión, la CMF debe tomar nota respecto de su
responsabilidad en la (sub)valorización actual de los pasivos por rentas
vitalicias de las compañías de seguros. Por más que emita generosas normativas
contables, la debacle es real; y si los libros contables no la muestran, es
peor aún, porque al permitir que las compañías de seguros sigan vendiendo
rentas vitalicias con esta apariencia exterior de solvencia, el problema no
solo crece en este sector, sino que también avanza a todo el sistema de
pensiones.
Iván Rojas B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario