El 8 de junio
pasado, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) puso en consulta pública una
modificación normativa que introduce cambios a la metodología de cálculo de la
suficiencia de activos y de las reservas técnicas de las compañías de seguros
de vida (CSV). Hay plazo hasta el 26 de junio para hacer comentarios.
En vez de
enviar un escrito a la CMF con observaciones –escrito que sé a priori el tipo
de respuesta que recibiré, tal como lo ha sido la tónica con las cartas ya
enviadas los últimos años-, prefiero escribir una columna donde quede
públicamente expresada la irresponsabilidad que la CMF ha tenido en parchar un
sistema quebrado.
Se propone
modificar el vector de tasas de descuento que se utiliza actualmente para
el test de suficiencia de activos y para el cálculo de las reservas
técnicas por renta vitalicia (RV). Esto para “ajustar la metodología a las
mejores prácticas internacionales”.
Antes de ir al
fondo del contrasentido de esta medida y de la irresponsabilidad de la CMF en
promover este tipo de correcciones, hagamos un breve repaso de lo que ha pasado
los últimos 18 años.
Antes del año 2001, la TIR de instrumentos
estatales superiores a 8 años (Tasa de Mercado, TM) era superior al retorno
promedio que las CSV ofrecían en las RV. Hasta ahí, el sistema podría haber funcionado
en un escenario seguro: la inversión libre de riesgo rentaba más que el
compromiso adquirido con los pensionados. Desde el año 2002, la única forma que las CSV tenían para
cumplir con lo prometido a los pensionados, fue asumiendo riesgo en las
inversiones (mayor retorno esperado).
En la columna publicada el año pasado en El
Mostrador (https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2019/07/12/1400055/), expuse
tres salvavidas que la CMF le ha dado a las CSV. Todos estos salvavidas apuntan a ingenuamente
tratar de eludir una catástrofe inevitable: la caída en la tasa de interés
libre de riesgo.
El primer salvavidas ocurrió cuando la TM arrojó un cálculo inferior a 3%, provocando
un contrasentido matemático-financiero, porque la tasa de descuento de 3% pasó
a ser un “premio” para el pasivo no calzado. Desde febrero 2005 hasta diciembre
2012, en 41 ocasiones la SVS no consideró la TM menor a 3%, y la reemplazó por
la Tasa Técnica (3%). Es decir, pasivo calzado y no calzado se descontaba al
3%; daba lo mismo. Una solución parche.
El segundo salvavidas fue en enero 2015, cuando la
SVS cambió la norma relativa a las tasas de descuento de las CSV (NCG N° 374), y
se reemplazó la maldita y decadente TM por un vector de tasas de instrumentos
libres de riesgo más un regalito: 80% del spread de instrumentos AAA. Nadie
dijo ni pío sobre la incoherencia financiera entre flujo y tasa de descuento. Resultado
del salvavidas: un pasivo contable –deuda de las CSV con los pensionados- subvaluado
versus su valor económico. Una renta vitalicia que no es tal.
Nótese, entonces, que el famoso vector nació
“trucho”.
Y el tercer salvavidas es la famosa tasa de
bautizo: el pasivo de las pólizas se valorizan a las tasas correspondientes que
existían al momento de entrada de vigencia de la póliza, sin incorporar lo
que pase con las tasas durante la vigencia de éstas. O sea, las tasas de
mercado no se utilizan para valorizar el stock de RV. Más claro: una CSV registra
en su balance pasivos por un monto que corresponde a valores presentes
calculados a distintas tasas históricas, que fueron “de mercado” al momento de
entrada en vigencia de cada póliza. Una especie de “inmunización” artificial
frente a la caída generalizada de tasas.
La columna terminaba así: “Probablemente veremos
muy pronto a la CMF lanzar un nuevo salvavidas a las compañías de seguros, con
el fin de seguir pateando el problema para más adelante, agravándolo aún más”.
Lamentablemente así fue.
Resulta que ahora se quiere modificar el vector de
tasas, anticipando la propia CMF que dicho ajuste permitiría, de
acuerdo a estimaciones de impacto, que
se requerirían menos reservas técnicas (en torno a un 9%) para las nuevas
rentas vitalicias que se vendan, y con ello “se da espacio a las compañías para
incrementar los montos de las futuras pensiones suscritas una vez que entre en
vigencia la norma”. Es decir, las
pensiones podrían subir por arte de la magia matemática-contable.
Si se quiere ajustar, se debe apuntar a ser más
conservadores: que las CSV valoricen el pasivo a un vector de tasas libre de
riesgo, sin regalitos de spreads. Coherencia financiera entre flujo
comprometido a los pensionados con tasa de descuento. ¿Por qué la CMF no se
hace esto? Porque sabe el resultado: Compañías de seguros quebradas y de paso,
se cae todo el sistema de pensiones.
La cruda realidad actual:
* Para el
periodo enero-mayo 2020, las CSV vendieron RV prometiendo un retorno de UF+1,73%
anual. Si bien se han ajustado a la baja, aún se siguen ofreciendo retornos por
sobre las tasas libres de riesgo.
* Por su
parte, en mayo 2020, el retorno de instrumentos estatales (TM) fue UF+0% anual.
* El vector
de tasas, con premio incluido, en mayo 2020 muestra una media de UF+1,23%
anual; ha caído a la mitad desde que nació, y entrando en algunos plazos a
tasas negativas.
No tiene sentido económico que el nuevo salvavidas
pretenda dar aún más holgura. Se trataría de una holgura contable ficticia,
porque la situación de tasas es cada vez peor, no mejor, y por lo tanto, se van
a mejorar las pensiones (supuestamente) agrandando más el forado.
A diciembre de 2019 las CSV registraron un
endeudamiento de 10,79 veces el patrimonio. Para tal nivel de endeudamiento,
bastaría con que el pasivo neto aumente sólo un 9,27% para perder el 100% de su
patrimonio. ¿Cuánto aumentaría el pasivo de las CSV si se aplicara el vector
sin premio? Ese es todo el punto. El resto, un sinfín de fórmulas que enredan
lo esencial.
Y un punto final que llega a dar risa: pedirle a
los propios regulados o sus asociaciones, que opinen sobre un tema que los
afecta negativamente a ellos, es como si un profesor le pidiera a los alumnos
la opinión sobre las preguntas que quiere hacer para el próximo examen.
Iván Rojas B.
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