https://www.elmostrador.cl/destacado/2020/10/01/pensiones-retiro-de-otro-10-algunas-razones-para-el-si-aunque-sea-un-parche/
La nueva discusión planteada
sobre el retiro de otro 10% del fondo de pensiones es un reflejo de las cosas
hechas a la chilena, es decir, al lote. Parches sobre parches. En vez de
sentarse a repensar el modelo global y rediseñar un sistema que contemple
retiros en base a ciertos parámetros conceptuales generales que se pueden dar
ahora, en 10 o 20 años más, nació este engendro para enfrentar la coyuntura, y
quizás tenga una segunda parte.
¿Por qué el 10% y no otro
porcentaje? ¿Y por qué un porcentaje, que es regresivo, y no un monto absoluto
tope? ¿Qué pasará cuando venga otra pandemia u otra crisis económica? ¿Y por
qué no abordar el tema de una enfermedad grave? ¿Y debe ser necesariamente para
enfrentar una emergencia? ¿Quién determina qué es y qué no es una “emergencia”
y bajo qué parámetros objetivos? Son preguntas lógicas que quedan en el camino.
Con todo, y sin contradecir lo
anterior, aquí van dos razones de por qué estoy de acuerdo con el retiro de
otro 10%: una razón de forma y otra de fondo.
Razones “de forma”
Se ha dado el argumento –por
parte de los defensores del modelo- que otro retiro de fondos sería muy
inconveniente. Se señala que una parte importante de los afiliados ya habría
retirado la totalidad de sus fondos, perjudicando sus futuras pensiones; el
retiro es cortoplacista y contradice la esencia de largo plazo del sistema de
pensiones, agregan.
Este razonamiento no es del todo
correcto.
Como resulta obvio, las personas
que retiraron todo, tenían poco acumulado. En el caso de jóvenes que retiraron
todo, tendrán años para recuperarlo, y su efecto en la futura pensión no será
tan relevante (aprox. $9.500 mensuales menos, asumiendo que retiró $2 millones,
y se pierde un retorno esperado de 4% anual por 30 años, y un retorno que
ofrecen las rentas vitalicias actuales, con una esperanza de vida de 20 años
post pensionarse).
En el caso de adultos mayores que
retiraron todo, igual no habrían podido acumular un monto tal que les permita
obtener un exceso por sobre la Pensión Básica Solidaria (PBS). Si consideramos
la triste realidad del mercado laboral en lo referente a lagunas previsionales
y empleo informal, entre otros aspectos, parte significativa de las personas no
alcanzarán a ahorrar un monto suficiente que les permita obtener una pensión
mayor a la PBS. Dada esta realidad, el afiliado es indiferente entre ahorrar
poco o muy poco, porque tendrá como resultado la misma pensión. Así que si le
ofrecen retirar la plata, lo hará sin dudar porque no tiene costo de
oportunidad. Racionalidad económica pura.
Las personas podrán ser
analfabetas financieras pero tontas no son, y se mueven por incentivos. Así
que, por consideraciones “de forma”, retirar otro 10% no sería descabellado.
Razones “de fondo”
En columnas anteriores he
planteado que sí estoy de acuerdo con retirar una parte de los fondos de la AFP
durante la vida laboral (en cualquier momento, circunstancia y las veces que
quieran) y también al momento de pensionarse, sujeto a ciertos parámetros, y
con la plena conciencia (léase costo) y libertad de cada afiliado. Y sin
llorar.
En el contexto de una
reestructuración integral del sistema, donde se permita que las personas
libremente puedan retirar todo o parte del exceso de valor presente descontado
a la tasa libre de riesgo del fondo final que asegura la pensión mínima que
garantiza el Estado, haría sentido lógico-económico el retiro de otro 10%, aun reconociendo
que esta idea nació como un parche.
Una reestructuración del sistema
de pensiones más profunda que la del párrafo anterior –y de mi mayor agrado
incluso- sería dejar el sistema de capitalización individual como un medio para
adicionar un monto extra a una PBS que se pague sin ahorro. Las personas tendrán
la libertad de aportar un sugerido 10% (o más si desean), y también la libertad
de hacer los retiros que quieran, con plena conciencia que si ahorró poco,
tendrá poco que agregar a la PBS, y en el extremo, agregará $0. En este contexto,
también hace lógica económica el retiro de otro 10%. ¡Libertad, libertad!, mis
amigos… dice el título de un libro por ahí.
Entonces, y resumiendo, si bien
el esquema en que se ha planteado el retiro de otro 10%, es un proyecto parche
que deja muchas dudas, aun así no resultaría incoherente con una
reestructuración profunda del sistema de pensiones, que otorgue mayor libertad a las personas, que mantenga
con vida el sistema de capitalización individual y le dé una mayor legitimidad.
A estas alturas deberíamos reconocer
abiertamente que el sistema de capitalización individual nunca ha sido la
solución integral al problema demográfico implícito en las pensiones. ¿Qué
problema hay en decirlo sin eufemismos? Pero al mismo tiempo, hay que reconocer
que en algo sirve y no hay que botarlo a la basura ni probar amargas recetas
añejas.
Iván Rojas
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