https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2024/04/13/salvaguardias-a-huachipato/
La compañía CAP S.A. ha argumentado
que existen distorsiones de precios de algunos productos de acero importados
desde China y, por lo tanto, habría competencia desleal por parte de los
productores chinos, los cuales tendrían un subsidio para vender bajo el costo
de producción (dumping).
El Ministerio de Economía informó las
sobretasas recomendadas para dos productos específicos de acero como medidas
provisionales recomendadas por la Comisión Antidistorsiones, encargada de
investigar la existencia de distorsiones en el precio de las mercaderías
importadas. No obstante, CAP señaló que dichas sobretasas que se aplicarían en
Chile no serían suficientes, lo que haría económicamente inviable continuar
explotando el negocio siderúrgico y, en consecuencia, la compañía informó que suspenderá
de forma indefinida su actividad siderúrgica en su filial Compañía Siderúrgica
Huachipato (CSH), proceso que culminaría en tres meses.
En esta columna expongo un análisis
de la compañía, de su filial CSH y concluyo respecto de la conveniencia de una salvaguardia.
CAP
Con respecto a sus flujos, en 2023
sus ingresos consolidados operacionales fueron US$2.965 millones, Ebitda de
US$842 millones (28,4% de las ventas). En 2021 el Ebitda alcanzó la
espectacular cifra de US$1.814 millones (49,3% de las ventas), y en 2022 US$910
millones (30,3% de las ventas). Las utilidades netas fueron US$88 millones en
2023 y US$335 millones en 2022.
Por el lado derecho del balance, entre
2015 y 2021 la deuda financiera (DF) ha caído en términos absolutos, desde
US$1.479 millones en 2015 a US$747 millones en 2021 (DF/Patrimonio contable:
desde 0,47x en 2015 a 0,20x en 2021). Sin embargo, en 2022 y 2023 la DF aumentó
en forma importante, pasando de US$1.013 millones en dic 2022 a US$1.638
millones en dic 2023, principalmente por mayor deuda bancaria. Y este año 2024 debe
pagar/refinanciar/renegociar US$586 millones (de los cuales US$548 millones es
deuda bancaria).
A pesar de este mayor endeudamiento,
sus índices de endeudamiento global se mantienen dentro de rangos “no
peligrosos”: mientras el Ebitda se mantenga igual o superior al de 2023, el actual
ratio de deuda financiera sobre patrimonio contable de 0,45x no sería un
problema mayor, y le permitiría abordar los US$189 millones en gastos
financieros que estimo debe pagar este año.
En resumen, como panorama general, CAP
tiene buena generación de flujos y un mayor endeudamiento que es posible de
abordar sin generar grandes problemas.
¿y Huachipato?
CAP posee el 99,9% de CSH. Entre 2010 y 2023, CSH en casi todos los años
perdió plata. ¡En los últimos 10 años
ha perdido US$750 millones y en los últimos 14 años ha perdido más de US$1.000
millones! En los últimos 12 años (entre 2012 y 2023), en 6 oportunidades logró
margen bruto positivo (ingresos mayores que el costo de producción); y en otras
6 oportunidades registró margen bruto negativo. En solo 2 años de los últimos
12, el margen bruto alcanzó a cubrir los gastos administrativos; en solo 1 año
de los últimos 12, el margen bruto alcanzó a cubrir los gastos administrativos más
los gastos financieros. En solo 1 año de los últimos 12, no tuvo pérdidas (la utilidad
fue casi cero).
En los años
en los cuales la compañía logra que sus ingresos superen el costo de
producción, el escaso margen bruto positivo es sensible a pequeñas variaciones
en precio de acero. Poco margen de maniobra, alto riesgo operativo.
¿Es todo culpa de un eventual dumping?
La compañía llegó a vender más de 1 millón de toneladas de acero en 2012. En los últimos 2 años, las ventas de acero han sido menores a 700 mil toneladas. En condiciones normales (Precio>Costo), la caída en unidades vendidas sería un problema.
El precio
medio implícito del acero en 2023, si bien ha sido menor que el de 2022 y 2021,
es mayor que el de todos los años anteriores (2012-2020). En 2022, con el
precio medio más alto de los últimos 12 años, tuvo margen bruto negativo.
El costo de
producción implícito ha superado los 1.000 US$/Ton. El eventual dumping no tiene que ver con esto. Esto
tiene que ver con eficiencia operativa, tecnologías e insumos.
En este contexto
de ineficiencia operativa, la deuda/patrimonio contable pasó de 1x en 2012 a
4,6x en 2023. El fuerte endeudamiento de corto plazo y la poca o nula capacidad
de generar Ebitda positivo, obliga a mantener deuda roll over. Y aunque el pasivo total no aumentó mucho en términos
absolutos, las pérdidas “se comen” el patrimonio, y el endeudamiento relativo
de CSH ha aumentado. Con todo, llama la atención que el pasivo no corriente
haya aumentado significativamente en 2022.
Si CSH
fuera una única empresa e independiente, sin el apoyo de un Holding,
difícilmente calificaría para que las instituciones financieras le presten
plata en montos significativos y de plazos largos. Y para qué hablar de deuda
pública. Ninguna posibilidad cierta. En efecto, es gracias al apoyo de su matriz CAP que CSH tiene capacidad de
acceder al sistema financiero para financiar sus operaciones.
En la Memoria 2023, CAP señala que dentro de las acciones emprendidas para
mejorar la posición financiera y reforzar el patrimonio de CSH está un aumento de capital por US$300 millones. Pero si la
ineficiencia operativa sigue, esto no servirá de nada. A propósito, en 2022 se
aprobó un aumento de capital por US$120 millones, el cual fue suscrito y pagado
íntegramente por CAP, pero para capitalizar deudas que CSH tenía con la matriz,
es decir, efecto de caja cero en CSH.
Así las
cosas, en 2023 CSH tuvo ingresos de US$583 millones y pérdidas de US$386
millones. A diciembre 2023 registró pasivos por US$629 millones, de los cuales US$502
millones son de corto plazo y debe pagar/refinanciar/renegociar US$129 millones
este año 2024. Los gastos financieros en 2023 fueron US$57 millones.
¿Salvaguardia?
En resumen,
CSH tiene problemas por el lado derecho y por el lado izquierdo del balance. ¿Es
todo debido a un eventual dumping de China? No. ¿Es la salvaguardia una
solución definitiva y real? Tampoco, toda vez que incluso puede ser
contraproducente, al “disimular” ineficiencias y una mala estructura de
financiamiento.
El tema de
las salvaguardias al acero no es nuevo. Y no solamente ocurre en Chile. Hace
más de 20 años, por ejemplo, el entonces presidente de Estados Unidos, George
Bush, en una clara maniobra política ante el importante grupo de presión acerero
norteamericano, impuso aranceles al acero importado. Y cuando un país impone
aranceles, el resto también tiene la tendencia a sucumbir para supuestamente
“emparejar la cancha”.
Si
realizamos un análisis de equilibrio parcial que considera sólo los efectos de
estas medidas en el mercado del acero, ocurre una transferencia de excedentes desde
consumidores de acero hacia CSH. ¿Por qué no la sigue salvando CAP? A
propósito, resulta “curioso” que la política de dividendos de CAP sea repartir
el 50% de las utilidades, cuando una filial importante y supuestamente
eficiente está pasando por un mal momento provocado por los chinos.
Prioridades.
Adicional a
la transferencia de excedente, existe una pérdida social directa, que en el
largo plazo puede acrecentarse, debido a una oferta inelástica y a una
elasticidad precio de demanda más elástica, dado que aumenta la sustitución
entre los distintos bienes.
A la
señalada pérdida social se agregan las distorsiones que generan estas medidas
en otros mercados relacionados con el acero, al crear en ellos condiciones de
mercado fuera de equilibrio. El resto del sistema económico tiende a pedir
medidas ineficientes que compensen los aranceles impuestos; las salvaguardias
incentivan así una costosa cadena de peticiones de distintos grupos de interés.
¿Quién será el próximo?
El efecto
de la salvaguardia en el propio mercado del acero sería ínfimo comparado con la
onda nociva que genera sobre otros sectores de la economía la negativa señal
que estaría dando la autoridad, pues dejaría la puerta abierta para que otros
grupos de interés tales como agricultores, manufactureros, comerciantes,
banqueros o cualquier industria nacional traten de hacer presión sobre las autoridades
para proteger sus intereses, argumentando que enfrentan precios poco
favorables, competencia desleal o importaciones subsidiadas.
Cuando el
precio de los commodities relevantes
para la industria chilena está en la parte baja del ciclo, está la excusa
perfecta para la solicitud de salvaguardias; pero cuando el precio sube una vez
reactivada la demanda mundial, nadie presiona para que éstas sean retiradas.
Finalmente,
¿qué hacer con los desempleados por un cierre de producción? Si el Gobierno
quiere hacerse parte de un problema
social derivado del problema privado, entonces, que opte por el mal menor, y en
vez de aplicar una salvaguardia que va directo a la caja de CSH (y, en el
fondo, a la caja de CAP), que otorgue una compensación directa a modo de
subsidio a cada trabajador despedido, adicional al finiquito que recibirá de
CSH, con el fin de que éste pueda reinsertarse en el mundo laboral. Dicha
medida permitiría abordar la emergencia, aunque tampoco está exenta de reparos,
toda vez que dicho subsidio lo pagan todos los chilenos y genera “ruido” a
otros sectores de la economía.
Iván Rojas B.
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