martes, 1 de abril de 2025

Recompra de acciones de LATAM y señales al mercado

Columna censurada por El Mostrador.

Publicada por www.desenfoque.cl 

https://desenfoque.cl/2025/03/31/recompra-de-acciones-de-latam-y-senales-al-mercado/


Recientemente la compañía LATAM anunció un programa de adquisición de acciones de emisión propia por hasta el 1,6% de las acciones, el cual tendrá como objetivo la distribución de recursos a los accionistas y la inversión en acciones de propia emisión.

¿Cuándo suelen las compañías realizar recompra de acciones? La recompra de acciones es una alternativa a un dividendo extraordinario, de una sola vez. Este procedimiento envía una señal potente al mercado respecto del precio de la acción, debido, esencialmente, a las asimetrías de información que existen entre la administración (que posee un mayor nivel de información respecto de la empresa) y el mercado. En concreto, un anuncio de recompra de acciones, en general, envía información al mercado en relación a que la administración considera que el precio de la acción está subvaluado. De manera opuesta, un anuncio de emisión de acciones enviaría una señal contraria.

La teoría económico-financiera establece que los mercados son eficientes y, por lo tanto, todos los activos -en este caso acciones- estarían correctamente valorados de acuerdo a su relación riesgo-retorno. En consecuencia, la compra o emisión de acciones debería ser un ejercicio de VAN=0. Sin embargo, cuando los “insiders” tienen información que el mercado no posee, existe un fuerte incentivo para aprovechar dicha asimetría: la recompra o emisión de acciones deja de ser un ejercicio con VAN=0.

Con existencia de asimetrías de información, la fuerza informativa de los flujos patrimoniales puede superar, incluso, a otras fuentes de información de la firma, tales como, estados financieros oficiales e informes de analistas.

Sin embargo. la recompra de acciones no siempre lleva a que aumente el precio de la acción. La compañía debe evitar enviar información contradictoria al mercado. Por ejemplo, si hay financiamiento con deuda, debería dejar claro lo que implica y cómo se pagará dicha deuda. También, se debería evitar que el controlador o administradores participen de la recompra, vendiendo acciones.

En el caso de LATAM, si la recompra es percibida como una buena noticia por los inversionistas y tiene un efecto positivo en el precio de la acción, la pregunta es, ¿a cuáles accionistas beneficia? Respuesta: a los actuales, por supuesto. ¿A quiénes no alcanzó a beneficiar? A los que ya no lo son, en particular, a los accionistas minoritarios que quedaron en el camino producto de la reorganización.

Hagamos memoria. El proceso de reorganización de LATAM se hizo a contrarreloj. ¿Por qué? El propio Directorio señaló que “la posibilidad que los acreedores decidan ejercer acciones de cobro forzado y la imposibilidad de curar incumplimientos”, entre otros aspectos, “llevaron a considerar como mejor alternativa una reestructuración reglada”. Así, “resultó necesario obtener una suspensión temporal de ejecución que evitara demandas de los acreedores y otras partes interesadas y, al mismo tiempo, continuar operando con sus principales activos, proveedores, partes financistas, reguladores y trabajadores, mientras se estructura una reorganización que haga viable financieramente a la compañía en un escenario post pandemia”.

¿Pero por qué un procedimiento como el Chapter 11 -donde se supone que todos los acreedores reciben un trato justo, independientemente de que sean extranjeros o locales, donde se supone que todos los acreedores cuentan con la misma información y la misma oportunidad de presentar peticiones y objeciones, y, en definitiva, donde todos los acreedores pueden emitir un juicio informado sobre el plan de reorganización- generó tanto malestar en los acreedores? Quedó la sensación de que los controladores se “arreglaron los bigotes”, desangrando a los acreedores, y dentro de ellos, los acreedores nacionales sintieron que se les trató de forma injusta, inequitativa y arbitraria.

En definitiva, resultó que una empresa con patrimonio contable negativo, mediante una serie de acuerdos se favoreció a la familia Cueto y a sus socios por sobre el resto de los acreedores e inversionistas, logrando una reestructuración donde el pacto de accionistas dejaría a los Cueto y sus socios con cerca del 30% de la compañía. Y los minoritarios antiguos… esos sí perdieron.

Y no solo los minoritarios. Porque LATAM adeudaba US$ 500 millones a AFP, compañías de seguros y otras entidades locales. Y para ellos, el plan involucraba aceptar un recorte de 80% de la deuda.  

Es entendible que en un proceso de reorganización haya pérdidas para las partes. Pero, ¿fue lo mejor para los acreedores nacionales y minoritarios los acuerdos que se llevaron a cabo en Estados Unidos y donde ellos no participaron? Para los controladores, parece que sí.

En el juego de las inversiones, a veces se gana y otras se pierde. Y cuando se pierde válidamente, es sin llorar. Lo lamentable en este caso es ver como ex minoritarios y acreedores mirarán de lejos el repunte de lo que fue su inversión, la que pudo no haberse esfumado si se hubiese tratado de una forma más equitativa.

 

 

Iván Rojas B.