Bachelet, hasta ahora, ha desaprovechado una oportunidad de oro para mostrar un real liderazgo frente a la situación de límites marítimos con Perú. Ha dejado el asunto a cargo de la Cancillería y de ciertos ministros que han hecho declaraciones sobre el tema. Declaraciones todas “apuntando en la dirección correcta”, como está tan de moda decir.
Pongamos por un minuto un ejemplo hipotético, ¿qué pasaría si Chile publicara un nuevo mapa que incluyera los campos de hielo sur, perdidos hace unos pocos años? De seguro que Kischner golpearía la mesa inmediatamente, y hasta nos declararía la guerra (exagerando).
La diplomacia es importante, pero Bachelet debería salir de su oficina y dar una señal enérgica y clara en este tema. Una señal que más que ir dirigida al país vecino, labor que ya ha hecho Cancillería, iría directamente a los chilenos: la capacidad de dar el ancho en su cuestionada gestión. He aquí su verdadero valor.
A veces, las oportunidades no se repiten dos veces.
Pongamos por un minuto un ejemplo hipotético, ¿qué pasaría si Chile publicara un nuevo mapa que incluyera los campos de hielo sur, perdidos hace unos pocos años? De seguro que Kischner golpearía la mesa inmediatamente, y hasta nos declararía la guerra (exagerando).
La diplomacia es importante, pero Bachelet debería salir de su oficina y dar una señal enérgica y clara en este tema. Una señal que más que ir dirigida al país vecino, labor que ya ha hecho Cancillería, iría directamente a los chilenos: la capacidad de dar el ancho en su cuestionada gestión. He aquí su verdadero valor.
A veces, las oportunidades no se repiten dos veces.
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