Últimamente el discurso oficial de la mayoría de los economistas, autoridades y agentes del mercado es que el valor del dólar es preocupante y que habría que actuar en consecuencia para acelerar el crecimiento del país. Incluso, la postura del Banco Central ha sido la de no descartar una intervención si se estima que el valor de la divisa no se condice con sus fundamentos. Como éste aun no ha intervenido, implícitamente estaría reconociendo que los fundamentos avalan dicho precio, particularmente en su variable real. Pero parece que decir lo anterior en forma más clara y directa es políticamente incorrecto, en un escenario donde casi todas las voces apuntan en sentido lo contrario.
Un antiguo libro que trata asuntos militares dice: “las palabras no son escuchadas, para eso se hacen los símbolos y los tambores. Las banderas y los estandartes se hacen a causa de la ausencia de visibilidad”. Unificar los ojos y los oídos de los soldados significa hacer que miren y escuchen al unísono, de manera que no caigan en la confusión y el desorden. Buen consejo militar, pero en la coyuntura económica bien se podría dar que “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”.
Un antiguo libro que trata asuntos militares dice: “las palabras no son escuchadas, para eso se hacen los símbolos y los tambores. Las banderas y los estandartes se hacen a causa de la ausencia de visibilidad”. Unificar los ojos y los oídos de los soldados significa hacer que miren y escuchen al unísono, de manera que no caigan en la confusión y el desorden. Buen consejo militar, pero en la coyuntura económica bien se podría dar que “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”.
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