La brusca caída del precio del cobre nos ha puesto nerviosos, particularmente si consideramos que Chile produce un 36% del cobre mundial y Codelco representa el 29% y 10% de la producción chilena y mundial, respectivamente.
Una premisa básica en microeconomía es que, en un mercado sin imperfecciones, precio=costo marginal. Dicho costo marginal es creciente, asociado a una extracción del metal cada vez más “difícil” o de menor ley, similar a lo que ocurre con otros commodities. Además, en el corto plazo la oferta es inelástica y se queda “corta” al aumento de la demanda, que exige, comparativamente hablando, una mina grande nueva cada año. Por lo tanto, variaciones en la demanda se reflejan casi en su integridad en el precio.
La actual crisis financiera ha tenido cierto impacto en el sector real, provocando un menor aumento en la demanda de commodities, que además, está sujeta a ciclos económicos. El precio de “largo plazo” del cobre es, según dicen, mucho menor a los USD 3/libra (¿y el del petróleo?), y si bien el propósito de esta columna no es establecer dicho precio, conviene revisar ciertos “datos duros”, los que muchas veces prevalecen a los movimientos de corto plazo.
Por ejemplo, el consumo de cobre de China, con 1.316 millones de habitantes, representó el 27% del consumo mundial en 2007, top 1 del ranking. Su promedio per cápita está en poco más de 2,6 kg/habitante, muy por debajo de países industrializados, muchos de los cuales superan los 8 kg/habitante. Pero hay otro gigante silencioso, la India, con 1.103 millones de habitantes, que registra menos del 3% del consumo mundial, con un promedio en torno a 0,4 kg/habitante. ¿Se imagina el efecto en el mercado del cobre cuando la India, que liberalizó sus mercados mucho después que China , empiece a crecer de verdad?
China e India, que concentran el 37% de la población mundial, muestran niveles atrasados en infraestructura y automóviles. Por señalar sólo unos ejemplos, una casa y un auto ocupan, en promedio, 200 y 25 kilos de cobre; China posee 10 autos por cada mil habitantes e India 8, mientras que dicha estadística en los países industrializados es de 400 y más; en China se trasladarán entre 300 y 400 millones de personas a la ciudad, más que la población de EE.UU., generando una demanda adicional por espacio y servicios urbanos.
Finalmente, y por si se nos olvida, en el contexto de la presente crisis, la desaceleración para China significará crecer entre 6% y 9% el próximo lustro.
Una premisa básica en microeconomía es que, en un mercado sin imperfecciones, precio=costo marginal. Dicho costo marginal es creciente, asociado a una extracción del metal cada vez más “difícil” o de menor ley, similar a lo que ocurre con otros commodities. Además, en el corto plazo la oferta es inelástica y se queda “corta” al aumento de la demanda, que exige, comparativamente hablando, una mina grande nueva cada año. Por lo tanto, variaciones en la demanda se reflejan casi en su integridad en el precio.
La actual crisis financiera ha tenido cierto impacto en el sector real, provocando un menor aumento en la demanda de commodities, que además, está sujeta a ciclos económicos. El precio de “largo plazo” del cobre es, según dicen, mucho menor a los USD 3/libra (¿y el del petróleo?), y si bien el propósito de esta columna no es establecer dicho precio, conviene revisar ciertos “datos duros”, los que muchas veces prevalecen a los movimientos de corto plazo.
Por ejemplo, el consumo de cobre de China, con 1.316 millones de habitantes, representó el 27% del consumo mundial en 2007, top 1 del ranking. Su promedio per cápita está en poco más de 2,6 kg/habitante, muy por debajo de países industrializados, muchos de los cuales superan los 8 kg/habitante. Pero hay otro gigante silencioso, la India, con 1.103 millones de habitantes, que registra menos del 3% del consumo mundial, con un promedio en torno a 0,4 kg/habitante. ¿Se imagina el efecto en el mercado del cobre cuando la India, que liberalizó sus mercados mucho después que China , empiece a crecer de verdad?
China e India, que concentran el 37% de la población mundial, muestran niveles atrasados en infraestructura y automóviles. Por señalar sólo unos ejemplos, una casa y un auto ocupan, en promedio, 200 y 25 kilos de cobre; China posee 10 autos por cada mil habitantes e India 8, mientras que dicha estadística en los países industrializados es de 400 y más; en China se trasladarán entre 300 y 400 millones de personas a la ciudad, más que la población de EE.UU., generando una demanda adicional por espacio y servicios urbanos.
Finalmente, y por si se nos olvida, en el contexto de la presente crisis, la desaceleración para China significará crecer entre 6% y 9% el próximo lustro.