Recientemente el Consejo Regional aprobó la modificación al Plan Regulador de Santiago, donde, en síntesis, se extienden los límites urbanos en 9.823 hectáreas y se aumentan en 2.583 hectáreas las áreas verdes. ¿Por qué existen los límites urbanos? Esta idea apareció en 1953, y su objetivo, a lo largo de los años, apunta a evitar que se extienda la ciudad en forma discontinua, aprovechar mejor la infraestructura existente y proteger las tierras agrícolas. A pesar de lo anterior el límite no ha detenido el crecimiento de Santiago. Es que la ciudad no es sólo una unidad geográfica donde las soluciones pasan sólo por resolver problemas físicos. Si así lo fuera, la planificación urbana sería un problema perteneciente en su esencia a la rama de la arquitectura, como efectivamente fue concebido en sus comienzos.
Una ciudad es una unidad productiva que está inmersa en la industria de localización de la población. La problemática urbana se centra en cómo hace frente cada ciudad al manejo de las externalidades negativas (congestión y contaminación, las más relevantes). Entonces, las ciudades compiten entre sí en atraer a la gente y su crecimiento es un reflejo de que ésta es eficiente (una ciudad estancada no crece y es menos competitiva).
Desde la perspectiva económica resulta fácil entender que los factores que determinan el crecimiento de las ciudades son el aumento de la población y el ingreso. Estudios muestran que la elasticidad poblacional es 1,37 (si se duplica la población, la superficie crece 137%) y la elasticidad ingreso es 0,5 (si el PIB per cápita se duplica, la superficie crece 50%). En síntesis, por un lado, si crece la población, no sólo se requiere suelo para más viviendas. Como referencia, en la década de los 90, Santiago creció 12.050 hectáreas, pasando de 49.346 a 61.396 has. El 40,8% de dicho crecimiento fue suelo para uso habitacional. La diferencia se explica por uso industrial, vialidad, equipamiento y áreas verdes. Por otra parte, mayores ingresos tienen asociados una mayor demanda por espacio y movilidad (casas más grandes, segunda vivienda, autos). La evidencia empírica en distintas ciudades del mundo muestra que existe una relación inversa entre la densidad (habitantes/hectáreas) e ingreso.
¿Qué esperar de Santiago? Actualmente Santiago tiene unas 72.600 hectáreas y viven 5,9 millones de personas. La densidad implícita sería de 81 habitantes por hectárea. Al año 2025, se estima que el país alcanzaría unos USD 26.500 per cápita (PPC) y Santiago tendría 6,7 millones de habitantes. Si asumimos una densidad conservadora de 65 hab/ha, la superficie de Santiago alcanzaría 103.000 hectáreas, coherente con las elasticidades señaladas en el párrafo anterior. Lo anterior implica que en 15 años Santiago crecerá 31.000 hectáreas. Tratar de evitar lo anterior con regulaciones no sólo es ineficaz, sino que afecta la competitividad de la ciudad y el bienestar de sus habitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario