https://www.elmostrador.cl/destacado/2021/05/19/la-excusa-perfecta-para-las-quebradas-companias-de-seguros-de-vida/
Hasta hace poco tiempo atrás era impensado realizar
retiros de la cuenta de capitalización individual de los fondos de pensiones
antes de la edad de jubilación. Y mire usted, en un año ya llevamos tres. Y es
que las cosas menos pensadas, a veces pasan. ¿Alguien se atreve a decir que
será el último, y que ya no habrá más chacota?
Esa cosa llamada incertidumbre, que estuvo media
dormida, existe. No es solo teoría; y no es sólo la varianza.
La guinda de la torta en el último 10% ha sido el
alcance a las rentas vitalicias (RV). Esto es una verdadera piedra en el zapato
para las compañías de seguros de vida (CSV). No estaba dentro de ningún plan
tener que liquidar inversiones y salirse del calce de plazo de activos y
pasivos. Hago la precisión con el calce de plazo, porque el calce real de
riesgo hace rato que no lo tienen.
Pues bien, en esta pasada las CSV tienen razón en
estar “molestas”. Y es que con el retiro del 10% se ha puesto en jaque los
fundamentos de esta transacción económica: en el momento de contratar una RV,
el pensionado transfiere la propiedad de sus fondos a cambio de una cuenta por
cobrar de por vida a una compañía de seguros; y viceversa con la compañía de
seguros, la cual “adquiere” tanto un activo (los fondos) como un pasivo (una
cuenta por pagar vitalicia).
Como señalé en una columna anterior, el anticipo
del 10% correspondería a una opción que “apareció de la nada en forma gratuita”
en favor del pensionado. Se trata, en definitiva, de una transferencia
unilateral de riqueza (la cual, independiente de que sea compensada con un
recorte en la RV, desordenó todo el naipe de la CSV).
Por cierto, aun siendo obvio conviene precisarlo,
esto no tiene nada que ver con que las pensiones son bajas o con que los
pensionados necesitan ayuda en estos momentos difíciles. El punto es que a tontas y a locas se desvistió un santo para vestir otro, sin
medir consecuencias.
Así las cosas, algunas CSV ya lanzaron la batería judicial
acusando reclamos de ilegalidad en contra del oficio de la CMF que autoriza el
retiro del 10% de las RV. Como todo enredo que parte mal, se debe ir arreglando
en el camino. En este caso, para “vestir” esta operación, el mecanismo
dispuesto es que las CSV usen las reservas técnicas para darle un préstamo
obligado al pensionado. En nuestra tierra abunda la “chispeza”.
Lo curioso de todo esto es que este imprevisto
negativo para las CSV permite desviar el foco de su real problema: la
insolvencia escondida bajo la magia de la contabilidad, al amparo de la CMF;
insolvencia que desde hace tiempo tiene quebradas económicamente a las CSV.
Breve
contexto
En variadas columnas anteriores publicadas casi
todas en El Mostrador, he expresado
el real problema de las CSV. Los pasivos registrados en sus balances,
correspondientes a la deuda que tienen con los pensionados, están subvaluados, principalmente
porque la tasa de descuento utilizada para valorizar las cuotas que les deben a
los pensionados es incoherente con dicho flujo que debe ser pagado a todo
evento, tal como se ha prometido y publicitado.
En esencia, como las CSV a) están altamente
apalancadas, b) los activos están valorizados a precios de mercado (es decir,
ya han incorporado las caídas en las tasa de interés), y c) la duration de los pasivos es “larga”,
entonces, basta solo incorporar una pequeña diferencia en la tasa de descuento para
que los pasivos se disparen en comparación al poco patrimonio relativo que
tienen. La otrora SVS y hoy la CMF, advertidas de esta situación, siguieron
permitiendo que las CSV registraran pasivos subvalorados, al otorgar
incoherentes premios en la tasa de descuento, vestidos mediante oficios
circulares supuestamente complejos y técnicos. Los ajustes que se han hecho han
sido muy menores.
El problema no es nuevo. Las columnas “más pesadas”
las escribí después de haber publicado la primera edición de mi libro “La magia del sistema de pensiones”, y haber
informado de la situación, entre otros, a los siguientes señores:
·
Carlos
Pavez Toloza (como superintendente de valores y seguros), mediante cartas enviadas el 14.09.2015, 13.11.2015,
11.12.2015, 08.01.2016, 05.12.2016, 12.01.2017, 24.02.2017 y 21.06.2017.
·
Osvaldo
Macías Muñoz (como intendente de seguros de la SVS, actual superintendente de
pensiones), mediante cartas enviadas el 14.09.2015, 08.01.2016, 05.12.2016 y 12.01.2017
(recibida esta última por Daniel García Schilling).
·
Daniel
García Schilling (como intendente de seguros de la SVS), mediante carta de fecha 24.02.2017.
·
Rodrigo
Vergara Montes (como presidente del Banco Central), mediante cartas enviadas el
09.10.2015, 15.01.2016, 05.12.2016 y 12.01.2017.
·
Rodrigo
Valdés Pulido (como ministro de Hacienda), mediante cartas enviadas el 05.12.2016,
12.01.2017 y 21.06.2017.
·
Joaquín
Cortés (presidente de la CMF, junto con todos los comisionados), mediante carta
enviada el 24.04.2018, en la cual se adjuntó todo el set de cartas anteriores.
Las respuestas que recibí a algunas cartas, sin
excepción, fueron del tipo “agradecemos su preocupación”, y me remitían a la normativa
que regula a las CSV, cuando lo que planteaba era que precisamente la normativa
estaba errada (y lo sigue estando). Y con eso daban por cerrado el caso. No
recibí ningún argumento en contra.
La situación de las CSV se puede ejemplificar con
la de un enfermo de cáncer, de apariencia saludable gracias al oxígeno que le
provee la autoridad mediante una falsa contabilidad. Como se trata, entonces,
de una bomba que muy probablemente no explotará en la administración de turno,
el problema se patea pa’ delante.
Un
problema que es también una “oportunidad de oro”
El retiro del 10% de las RV se da en el contexto
señalado precedentemente. Situación que, por cierto, complica más las cosas
para estos muertos caminando que son las CSV.
Lo paradójico de esta situación es que este
problema podría ser, al mismo tiempo, maquiavélicamente,
un as bajo la manga para las CSV.
Permítanme ponerme mal pensado por un momento. A
estas alturas no es un ejercicio tan surrealista. El tema de la insolvencia ha
sido tratado en directorios en más de una CSV. La pauta obvia en dichas
reuniones fue conocer de qué se trata el problema y que implicaría valorizar
correctamente los pasivos por RV utilizando la tasa libre de riesgo pura, sin
premios.
Si hicieron el ejercicio, el director “Maquiavelo”
recordó la película Margin Call,
cuando el máximo jefe plantea la necesidad de salirse antes que la música
termine, con el fin de sobrevivir. El director diría que en un futuro próximo,
cuando quede en evidencia la insolvencia y caiga la primera CSV, la excusa
perfecta será el “daño irreparable” que el retiro del 10% tuvo en la compañía.
El director “Sun Tzu” aconsejaría aprovechar la
ilegalidad del retiro del 10% y lanzar la caballería legal y demandar al Estado
de Chile por daños y perjuicios. Con la indemnización, tenemos la ruta de
salida de este podrido negocio, diría. En una de esas –concluiría- le vendemos
el negocio al Estado de Chile. Golazo de media cancha.
El director “Gondon Gecko” diría que con la
indemnización, más todos los dividendos que la vaca lechera ha dado, la CSV ha recuperado
con creces el capital invertido más un jugoso retorno. El capital del balance
es hoy, en definitiva, plata generada por el propio negocio. Y sin contar las
asesorías y comisiones pagadas a empresas relacionadas. Más encima –diría-, si
consideramos la coyuntura actual, quizás en qué va a parar la reforma al
sistema de pensiones bajo la premisa de una pensión digna plasmada en la nueva
Constitución. Por lo tanto, concluiría, es hora de salirse.
Dejando de ser mal pensados, y volviendo al ejemplo
burdo, pero válido y explicativo del enfermo de cáncer. Las compañías de
seguros de vida son como un enfermo de cáncer de larga data y sin punto de
retorno. El retiro del 10% vendría siendo como el coronavirus. ¿Cuál será la
causa de muerte? ¿Qué dirá el acta de defunción? De coronavirus, dirán todos
los implicados. Tanto a la CMF como a las propias CSV les sirve esta acta de
defunción que esconde el real diagnóstico (CMF y CSV unidas, ¡jamás serán
vencidas!). Nadie va a sospechar nada.
De haber indemnizaciones –a pesar de que incluso
podrían ser justas en el mérito judicial del caso específico-, podrían ser
usadas maquiavélicamente como una astuta
“solución de salida” que permitiría lavarse las manos a todos los Pilatos que a
sabiendas, permitieron y siguen vendiendo rentas vitalicias que no son tal.
Porque cuando ocurra la debacle real, el chivo expiatorio será la
jurisprudencia en contra del Estado de Chile. Y todos los chilenos adoptaremos
el apellido Moya.
Iván Rojas B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario