https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2022/01/19/boric-y-su-serendipia/
Existe un chiste sobre los economistas, que es más o menos así: “¿En qué gastan su tiempo los economistas? La mitad del tiempo pasan haciendo proyecciones; la otra mitad la pasan explicando por qué no se cumplieron”. La temporada de pronósticos ya empezó; y este reciente fin de 2021 y comienzo de 2022 es bastante especial por los distintos y variados condimentos para las proyecciones. En general, los economistas predicen que el horizonte económico de aquí a 12 meses estará cargado de incertidumbre y nubarrones, con incluso una probabilidad no menor de tinte catastrófico.
Como siempre para los hombres de traje gris es más fácil predecir tempestades que buenas nuevas, me permito ser un díscolo y plantear un punto de vista distinto. Tómelo como una hipótesis y asígnele usted una probabilidad. En una de esas nos llevamos una sorpresa. ¿Y quién será el gran ganador? Boric.
Aclaro que no voté por Boric, tampoco por Kast.
No es difícil concluir que -objetivamente y sin prejuicios- Boric es el presidente más inculto desde a lo menos el retorno a la democracia. Motes como “El cifras” y otros generaron memes por doquier en la previa del balotaje, porque, aunque puntudos y exagerados algunos, se agarraron de hechos objetivos y ciertos sobre las evidentes debilidades del entonces candidato.
Y ahora como Presidente electo próximo a asumir sus funciones, Boric podría salir fortalecido en su propia debilidad, por contradictorio que parezca. Porque con tanta calamidad que se predice, la derecha no da un peso por él y minimiza las llamadas “habilidades blandas”. Pero cabe señalar que con esas habilidades blandas, la ciudadanía tiende a ser más generosa con el perdón (los casos Bachelet y Piñera son un ejemplo evidente de cada extremo; de por qué perdió la última elección presidencial el candidato más culto, preparado e “inteligente”, es digno de tener presente). El mundo empresarial, por su parte, ofrece obligado incienso con palabras de buena crianza, adornadas en latín, pero mira con recelo.
Incluso más, permítanme irme en una volá: ¿y si tenemos un escenario en el que Boric, consciente de sus limitaciones, no se enreda con tanto paper ni cifras y asume un rol práctico tal, que se rodea de las personas correctas y se la juega por corregir el “modelo” con la verdadera vacuna que éste requiere, a saber, agregar real competencia en todos los sectores? Sería no solo el golpe de gracia para la soberbia de la derecha, sino también una gran paradoja: que por el lado menos pensado se eliminan externalidades negativas, pérdidas sociales y rentas anormales, que nunca se quisieron ver de verdad, porque la “macro” andaba bien. O sea, por el lado menos pensado se corregiría la mala implementación del modelo, y se haría converger al correcto modelo teórico. O sea, por el lado menos pensado se haría buena economía… Sería de Ripley, una especie de Ronald Reagan pero del equipo contrario. ¿Demasiada locura?
Volviendo a la tierra. Lo más probable es que Boric no pueda conseguir que se aprueben reformas muy extremas que hagan girar el modelo en 180 grados, y eso, de algún modo da una relativa estabilidad y obliga a buscar consensos. Si las vacunas permiten acotar el impacto de Ómicrom y las cepas nuevas, y las estadísticas hacen lo suyo con la baja base de comparación, con unos pocos vientos a favor, de aquí a diciembre capaz que el chiste citado en la introducción se cumpla, una vez más. Por cierto, la derecha se ha sumado a la siembra de vientos, sin darse cuenta que, en el fondo, le está haciendo un favor a Boric, al rebajarle la vara de medición a fin de año.
Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual, o cuando se está buscando una cosa distinta. Para Boric, quizás su serendipia será la de cosechar aplausos a fin de año sin haber hecho mucho o incluso sin darse ni cuenta.
Iván Rojas
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