https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2022/07/14/y-si-dolarizamos/
Una de las variables claves de la economía es el tipo de cambio. Con el dólar a luca se ha llegado a un nivel sicológico en el cual hasta el más neófito toma consciencia de que “algo anda mal”.
Recuerdo que por allá por el
2010, la preocupación era por el tipo de cambio demasiado bajo. Se decía que no
favorecía el “modelo exportador” (entre paréntesis, el modelo correcto no es ni
exportador ni importador; es un modelo de apertura comercial). Fue tanta la
angustia (principalmente del sector exportador) que se llegaron a escribir
cartas o comentarios que sugerían hasta modificar la Constitución para revisar
la autonomía del Banco Central (BC). Se decía que la no intervención del
Central perjudicaba a la mayoría de los chilenos. Hago un segundo paréntesis
acá, que da para otra columna: era común leer en aquellos tiempos argumentos a
favor de un dólar alto (es decir, nuestra moneda depreciada), porque era
“competitivo”. Argumentos más contables que económicos.
En fin, hoy se repite la historia
pero con el dólar a la inversa. Creer que una
intervención del BC puede ser sustentable y efectiva en un país abierto
al exterior es una quimera. Luchar contra las fuerzas del mercado cambiario
mundial puede ser equivalente a apagar un incendio con un chorrito y manguera
de jardín. Lo peor: luchar contra ellas no es gratis y muchas veces resulta en
pérdida de plata neta. Adivine quien paga.
Ahora bien, una cosa es
sugerir intervenir el tipo de cambio y otra muy distinta, y extrema, es querer
quitarle autonomía al BC. Este último proceso bien podría ser paulatino según
sea el grado de polarización e ideología de moda.
Antes de discutir las ventajas
y desventajas de la dolarización, conviene tener presente algunos puntos:
· Más
que el tipo de cambio nominal (TCN, paridad peso-dólar), lo que realmente
importa es el tipo de cambio real (TCR), el cual tiene que ver con una canasta
de monedas relevantes ajustadas por poder adquisitivo.
· De la
definición del TCR como el ratio entre TCN*inflación externa/inflación interna,
se desprende que la relación entre el precio de bienes transables y el precio
de bienes no transables apunta directamente al capital humano local.
· En
nuestra economía, el sector no transable es preponderante, y lleva las riendas
en la creación de empleo. El principal precio no transable es el capital humano
del país.
· En
condiciones normales, es decir, sin distorsiones internas o externas de corto
plazo de tipo “puntuales” (léase problemas geopolíticos particulares,
pandemias, trabas específicas al comercio internacional, catástrofes,
conflictos internos, etc.), y con políticas económicas “correctas”, lo que se
debería esperar es que el capital humano de nuestro país se vaya revalorizando
y, por lo tanto, el TCR debería mostrar una caída. ¿Y el tipo de cambio
nominal? Probablemente también. Nos alejaríamos de la luca por dólar. Moneda local fuerte. Cortes de pelo más caros
(servicios en general).
· El
siguiente gráfico muestra la evolución que ha tenido el TCR (fuente: Banco
Central).
o
El índice a mayo 2022 fue 109,98. Es muy probable
que el índice de julio 2022 sea bastante más alto. Estamos a un nivel similar
del de finales de la década de los 80 y principios de los 90.
o
En noviembre de 1990 el índice TCR fue 115,19;
es interesante notar que a partir de dicha fecha el TCR fue permanentemente
cayendo hasta octubre 1997 (índice 75,27), previo a la crisis asiática.
Dicho lo anterior, ¿y si dolarizamos?
Sustituir la moneda local en
todas sus funciones por el dólar como moneda oficial de curso legal tiene
aparejado renunciar a la política monetaria (desventaja), pero permitiría ligar
la inflación local a la externa (ventaja). Dado el contexto actual, la idea no
parece tan descabellada; y, de paso, se generaría un grado de certidumbre para
los distintos agentes los cuales tomarían sus decisiones en base a una moneda
dura. Si tenemos una visión pesimista de un país donde, en la práctica, no se
puede descartar ninguna locura, una probabilidad mínima de amenaza real a la
autonomía del BC reforzaría la idea de dolarizar la economía.
Iván Rojas B.
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