viernes, 27 de julio de 2007

Lo que Sernac no dijo



Recientemente Sernac publicó un estudio que informa las diferencias que existen en los créditos de las tarjetas de casas comerciales. Los resultados indican que para una compra tipo, cuyo precio al contado fluctúa entre $20.970 y $22.788, el costo promedio del crédito llega a $28.234, $32.438 y $39.168 para 4, 7 y 12 meses plazo. Incluso, se da que para una combinación específica de tienda-tarjeta-plazo, el costo del crédito a doce meses alcanza los $50.293, más del doble del precio al contado. Sernac calcula el “costo del crédito” como el monto de la cuota pactada multiplicado por el número de cuotas más las comisiones cobradas por la tarjeta en el período del crédito por la tenencia y uso de ella.

Aunque la metodología aplicada puede ser discutible estadísticamente y el cálculo del costo del crédito no es 100% correcto (porque suma linealmente valores en distintos momentos en el tiempo), los resultados no dejan de ser interesantes y son bastante útiles para ver las magnitudes.

Pero hay algo que Sernac se olvidó de calcular: la tasa final que efectivamente paga el cliente en cada caso, que constituye la única variable relevante a la hora de comparar distintos medios de pagos que tienen asociados estructuras de comisiones muy distintas entre sí.

Algunos cálculos sobre el informe de Sernac: agregaremos al monto de la cuota, las comisiones totales “mensualizadas”, es decir, cuota mensual más comisiones divididas por la cantidad de meses que dura el crédito. Posteriormente obtendremos la tasa implícita mensual, una aproximación de la verdadera TIR de cliente, ya que el argumento de las casa comerciales será que este costo fijo de las comisiones lo estamos asignando sólo a 1 compra.

Resultados:
1) Rango de tasas: desde 6,1% a 20,3% mensual (sí, leyó bien, es mensual).
2) En términos anuales (compuestos), ¡el rango va desde 103% hasta 823% anual!

Increíble. Lo lamentable es que quizás como consumidores ni siquiera nos demos cuenta.

Nuestro mercado de capitales debe imperativamente avanzar hacia una mayor transparencia, informando la TIR (Tasa Interna de Retorno) final al cliente. Ya es hora de que la SBIF (Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras) cumpla bien su rol supervisor en pro del interés público, incluyendo por cierto a las instituciones que, a pesar de ser no bancarias, una parte importante de sus utilidades la explica el negocio financiero.

Y para los más ilusos, esto es una prueba más de que a nuestro mercado financiero le hace falta más competencia.

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