En cualquier curso introductorio de inversiones financieras se enseña que las acciones son instrumentos de renta variable, que ofrecen al inversionista una participación en las ganancias marginales de la empresa, en la forma de dividendos o ganancias de capital. El adjetivo variable precisamente apunta a que existe incertidumbre respecto del monto final a recibir por ambos conceptos y, en consecuencia, la rentabilidad está sujeta a riesgo.
Por lo tanto, ex-ante, un inversionista estará dispuesto a asumir un mayor riesgo sólo si éste es compensado con un mayor retorno esperado. Ex-post puede pasar cualquier cosa, positiva o negativa. Es parte del juego. Por otra parte, un inversionista estaría dispuesto a sacrificar parte de su rentabilidad a cambio de reducir todo su riesgo. Este retorno teórico es el Equivalente Cierto. En equilibrio, en forma permanente en el tiempo el equivalente cierto de un activo financiero no podría ser muy distinto que el retorno que ofrece un bono del gobierno, de lo contrario, existiría una oportunidad de arbitraje y hacer una utilidad sin riesgo.
Recientemente las AFP han sido criticadas por inversiones que le han significado pérdidas, cuya causa va más allá de las volatilidades del exterior (posiciones en La Polar , Vapores y Supermercados del Sur son algunos ejemplos). Algunas críticas apuntan al área de estudios y se comentan medidas para mejorar la calidad de sus análisis. Curioso, cuando se trata de administrar más de USD130.000 millones.
Pero si consideramos los párrafos introductorios de esta columna, el problema no se trata de que las AFP tengan o no un buen departamento de estudios para apoyar sus inversiones. Ningún departamento de estudios puede ganarle al mercado en forma persistente. Ergo, su desempeño medido en términos de Equivalente Cierto no puede ser muy distinto a una alternativa libre de riesgo. Y éste debe ser el retorno esperado en sus proyecciones. Si sus estimaciones toman como base otra tasa de retorno (5% anual, por ejemplo), constituiría una promesa implícita para los afiliados. Dado que una gran parte de los afiliados –todos los chilenos- no tienen clara esta sutil, pero relevante, diferencia, varias preguntas merecen una discusión seria: ¿qué pasa si un afiliado reclama al Sernac porque una AFP no cumplió con la rentabilidad prometida implícitamente? ¿se justifica, entonces, jugar con fuego (riesgo) con platas de terceros? ¿tiene sentido tener varios multifondos si, en equilibrio, el Equivalente Cierto de todos debería ser muy parecido? ¿por qué no se obliga a publicar el retorno por unidad de riesgo de cada multifondo, deducidas las comisiones? Más de alguna sorpresa nos llevaríamos.
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