Se ha comentado que permitir el retiro de los fondos de pensiones acumulados al momento de jubilar sería una iniciativa irresponsable, que podría terminar con el ahorro previsional, ya que podría tener como efecto el uso de los ahorros para comprar bienes de consumo (como está sucediendo en Perú), en vez de ser destinados para lo que fueron concebidos. ¿Quién se va a hacer cargo de aquellos que malgastaron sus recursos o que, a pesar de tener conciencia de ello, invirtieron mal? El gran riesgo –se señala- es que la gente tome malas decisiones debido a las necesidades de consumo presente, que imponen mayor urgencia, en desmedro de la previsión. Así, se dice que la medida es popular, pero irresponsable, porque al final el problema le rebotará al Estado.
En el fondo, el pensamiento
detrás de este corralito legal es que hay que proteger a la gente de ellos
mismos y de su ignorancia. Se subestima la capacidad racional de las mismas.
¿Será, realmente, una idea irresponsable?
Partamos de la base que el
sistema de capitalización individual fue una buena idea para reemplazar el saco
roto del sistema de reparto, en el entendido que fuese la propia persona la que
ahorrara obligadamente para su vejez; el Estado garantizaría una pensión
mínima. Concedamos que esta forma de ver ambos roles -el individual y el del
Estado- permitió dar una salida al problema y fue positiva dada la realidad por
la que pasaba el país en aquel entonces. Claramente, hoy la discusión central
pasa por redifinir el sistema de pensiones que como sociedad queremos y cómo éste
se financia. Dicho lo anterior, algunas consideraciones:
1.
¿Puede una AFP diferenciarse del promedio
teniendo un retorno ajustado por riesgo permanentemente superior? No.
2.
¿Puede una AFP tener capacidad superior de
análisis y anticiparse para obtener ganancias permanentemente por sobre el
riesgo asumido? No.
3.
¿Existe diferencia estadísticamente
significativa entre el retorno corregido por riesgo entre dos multifondos
cualquiera? No.
4.
¿Se ha informado claramente (y la Autoridad,
exigido) que las comisiones que cobran las AFP pueden restar 300 puntos base a
la rentabilidad histórica bruta? No.
5.
¿Se ha explicado que las proyecciones de valores
futuros (y la tasa de reemplazo de 70%) se hicieron y se siguen haciendo
utilizando un supuesto retorno esperado, pero que existe alguna probabilidad de
terminar con menos plata que la suma lineal de aportes? No.
6.
Considerando el problema demográfico, el mercado
laboral y el casino del mercado de capitales, ¿se ha explicado que el sistema
de capitalización individual es una forma de ahorro que será “una ayuda” para
su vejez, donde la persona tendrá que prever otras alternativas de ingresos?
No.
7.
¿Se ha explicado que a la hora de jubilar, las
Compañías de Seguros de Vida (CSV) están prometiendo explícitamente Rentas
Vitalicias (opción preferida) que no pueden pagar si no asumen cierto riesgo en
las inversiones? No.
8.
Siguiendo con el punto anterior, ¿se ha
explicado que las deudas por Rentas Vitalicias, bien calculadas, no son las que
dice la contabilidad, y que el capital de respaldo de las CSV puede ser
negativo hoy?
Entonces, ¿quién es
irresponsable? Se dice que si un hombre y una mujer logran acumular $100
millones (gran desafío dado los sueldos promedios y lagunas), al jubilar pueden
tener una pensión de unos $556 mil y unos $420 mil mensuales, respectivamente. ¿Prefiere
los $100 millones cash o las goteras
de $556 ó $420 mil? Esa es la realidad. ¿Por qué no mejor dar la libertad para
que cada persona pueda decidir libremente que es lo que mejor se adapta a sus
necesidades?
¿Y si malgasta la plata? Permitir retirar el exceso por sobre la
pensión básica que garantiza el Estado; los irresponsables no podrán
regresar llorando. En una sociedad que supuestamente está “madura” para
discutir temas tan complejos como el aborto, la legalización de la marihuana,
el matrimonio homosexual y la eutanasia, ¿no va a poder discutir si en materia
previsional, seremos “mayores de edad” a los 65 años o seguimos siendo niños
cuyo Estado paternalista debe tomar las decisiones? El Estado ya obligó a
ahorrar, algo habrá quedado de tal disciplina en los afiliados.
¿Y si, dado el analfabetismo
financiero, no sabe en qué invertir o toma malas decisiones? Nuevamente, se
trata de permitir retirar el exceso por
sobre la pensión básica. Es una opción. Si la persona quiere tomar una
Renta Vitalicia o Retiro Programado, es libre de hacerlo.
¿Y si con tanta plata dando
vuelta proliferan los estafadores? El lolo de 65 años ya es grande y se sabrá
cuidar. ¿Y qué pasa si la persona termina teniendo una gran sobrevida? Este es
un problema retire o no la plata, porque la magia no existe.
Sí, permitir el retiro (¡del
exceso!) es popular, pero no necesariamente irresponsable, si se hace bien. Y
en un sistema ampliamente cuestionado, una medida así de popular puede limar
asperezas y permitir la discusión de fondo sobre los roles del Estado y de cada
individuo en las pensiones.
Por cierto, una medida de tal
magnitud no es una buena noticia para (el negocio de) las AFP y las CSV;
recurrirán a todo lobby posible -llamando por todos los medios a la cordura y
prudencia, y todo con la bandera de la preocupación por los más pobres- para
impedir algo así en Chile, que es un país serio. Pero serviría para que hicieran
una reingeniería y verdaderamente se enfocaran en volver a las bases del diseño
original, que no es lo que tenemos ahora.
Finalmente, para quienes dicen
que si con esta plata la gente empieza a comprar departamentos, se generaría
una burbuja en los precios... ¡Qué terrible! En una de esas, la gente es más pilla y usa esa plata de respaldo para
que su hijo pida un crédito hipotecario, y dicha avalancha presiona a la baja
las tasas, y la añorada competencia llega por el lado de los quesos. En fin;
dejemos que el mercado se defienda sólo. Y dejemos que la libertad opere,
aunque sea cuando uno llegue a viejo.
Iván Rojas
B.