Respecto del tema de las
comisiones hay que reconocer que existe mucho ingenio para su presentación.
Cito ejemplos, ¿ha oído Ud. esta afirmación: las comisiones son un porcentaje
bajo del sueldo, digamos un 1%?, y no toman en cuenta que en realidad lo
relevante es el porcentaje que la comisión representa del monto total que Ud.
destina a su jubilación, y por lo tanto, el mismo 1% del sueldo equivale a un 9,1%
del monto que se le descuenta mensualmente. ¿O estas dos siguientes, en defensa
de lo anterior y dignas de un premio a la creatividad?: a) la comisión se cobra
una vez y nunca más, sólo en el momento que ocurre el descuento, después la
administración es gratis; b) la comisión como porcentaje del monto administrado
es decreciente en el tiempo, llegando a ser un porcentaje muy mínimo, inferior
a lo que cobran otras inversiones alternativas. Ingeniosos.
La comparación con otras
alternativas de ahorro, en mi opinión, también es limitada, toda vez que se
trata muchas veces de propósitos y horizontes de inversión distintos. Por su parte, comparar con otros sistemas de
pensiones tiene el inconveniente de que se pueden presentar estructuras de
cobros diferentes si no se llevan a la Tasa Efectiva de Retorno (o TIR) para el
afiliado. Y aquí el punto central: sólo la TIR para el afiliado es el indicador
que al considerar tanto la rentabilidad del fondo como las comisiones permite
entregar información exacta y comparar peras con manzanas.
Normalmente, cuando se habla de
los retornos de los multifondos se hace desde el punto de vista de la inversión
en sí misma y no desde el punto de vista del afiliado. Todos los cálculos y
comparaciones que se hacen consideran la rentabilidad bruta de la inversión,
sin deducir las comisiones que mes a mes paga el cotizante. Grave error de
omisión.
¿Cuál será el efecto de las
comisiones en la rentabilidad para el afiliado? LA (destaco LA como sinónimo de
única) herramienta matemática-financiera que domina a cualquier otro indicador
creativo que queramos usar es la Tasa Interna de Retorno (TIR) implícita en los
Flujos de Caja FINALES para el afiliado. El afiliado hace un trato o pacto en
que cada mes destina el 10% más la
comisión cobrada a cambio de un fondo acumulado al final de su vida laboral. La
tasa que iguala el valor futuro de los ahorros mensuales (comisiones incluidas)
con el fondo acumulado es la rentabilidad relevante para él. Esa es la TIR.
Hagamos el cálculo. Consideremos
los datos de más de 30 años, desde la creación del sistema (1981) y luego
(2002) las 5 opciones que se crearon con los multifondos. El siguiente cuadro
resume los retornos de la inversión (brutos) y la rentabilidad final que para
el afiliado (TIR, deducidas las comisiones). No se decepcione.
Para el período 1981-2012, ¡las
comisiones representaron más de 300 puntos base de la rentabilidad bruta! Para
ser justos en el análisis, debería caer un poco si aumentamos el plazo a unos
40 años, pero ojo, también estamos considerando el caso de una persona que
cotizó por 31 años, ¡sin ninguna laguna previsional!
Los porfiados de siempre puede
que nos den otro argumento: la función de las AFP no es sólo invertir, existe
una serie de tantas otras tareas que las AFP deben hacer, tales como
recaudación, cobranza judicial, administración y pagos de beneficios,
sucursales, gestión comercial y un largo etcétera. Tareas todas que deben ser
financiadas. Es cierto, si la comisiones sirven para financiar estas otras
actividades (argumento totalmente discutible y que da para otro apartado ya que
son productos distintos), ¡con mayor razón deben ser deducidas de la
rentabilidad bruta!
Informar sólo la rentabilidad
bruta es entregar información parcial. Perfectamente los afiliados podrían
sentirse “engañados”.
A la luz de los hechos, ¿no
resulta caro el sistema, especialmente cuando sabemos que una AFP no se puede
diferenciar del promedio del sistema, ya sea por la camisa de fuerza que impone
la legislación o porque no está claro que posea una capacidad superior de
análisis y market timing, y que, en
equilibrio, su rol es prácticamente nulo en la obtención de rentabilidades
anormales, más allá de las que explica el riesgo asumido?
Por paradójico que resulte, la
estrategia más sensata para una AFP (¿Estatal?) apunta a lo siguiente: “seguir
al resto” en sus portfolios de inversión, cuidándose de prometer sólo eso, y
diferenciarse radicalmente en las comisiones cobradas, que éstas lleguen a ser
una fracción de incluso la más barata que hay actualmente, constituyendo una
señal clara de precios de equilibrio de largo plazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario