jueves, 29 de septiembre de 2016

La pregunta 61





 

Este viernes 30 de septiembre las compañías de seguros deben responder un “cuestionario” (Norma de Carácter General N°408) que trata sobre el rol del directorio en la gestión de riesgo, capital y estrategia de la compañía, con el fin de asegurar un sistema de administración adecuado y vigilar su implementación. Esto vendría siendo un calentamiento previo para ORSA, la supervisión basada en riesgo que está promoviendo la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS).

Así, el directorio debe pronunciarse respecto de la evaluación, procedimiento y plan para 60 preguntas o tópicos. Las preguntas son bastante generales y políticamente correctas: ¿Quién va a estar en contra de que el directorio monitoree los riesgos, evalúe sus impactos, establezca protocolos formales de acción, defina auditorías, entre otras obvias actividades? El problema es, lamentablemente, que este es otro procedimiento más de una aparente supervisión por parte de la SVS que no se hace cargo del tema central en el cual está envuelta la solvencia de las compañías de seguros de vida (CSV).

Se ha dicho hasta la saciedad, en todos los tonos, tanto en público como en cartas privadas, que la SVS ha permitido que las CSV contabilicen sus pasivos por rentas vitalicias (RV) a un monto considerablemente menor al que corresponde económicamente. ¿La trampa? Mediante circulares que van en contra del diseño original del modelo de pensiones, convenientemente la SVS ha dado el “regalito” de descontar flujos libres de riesgo de no pago (las rentas vitalicias) a una tasa con premio. ¿El resultado? Un falso ambiente de supervisión donde la SVS permite que las CSV vendan RV que HOY ya no pueden pagar sin asumir riesgo en sus inversiones. ¿Evento que podría ocurrir? No se puede descartar que las CSV deban ajustar y recortar las ya bajas pensiones, que supuestamente son seguras y pagaderas hasta que el pensionado se muera. ¿Y si la SVS se pusiera los pantalones y obligara a contabilizar el pasivo real (económico) que originan las RV? Muchas podrían quedar con patrimonio negativo, es decir, quebradas; que la SVS permita que las CSV  sigan vendiendo RV sin sincerar las cifras es una irresponsabilidad que agranda más este forado. Esto no es un tema de futuro; ya se pasó el punto de no retorno. Que sepan los señores directores que se están involucrando personalmente en este delicado tema. Pan pan, vino vino.

¿De qué sirve ORSA, CBR y TSA si el balance de las CSV no refleja su realidad económica? O sea, estamos hablando de ficción contable en perjuicio de los jubilados. Lo que actualmente venden las CSV se parece a una renta vitalicia…  ¡pero no lo es! Y los ingenuos pensionados que eligieron esta opción (que son la mayoría) no están debidamente informados. Y mientras tanto, la SVS brilla por su ausencia, pero “hace como que hace la pega”; y parece que lo hace bien, porque nadie dice ni pío.  Y las CSV, convenientemente han guardado silencio.

Partamos, entonces, por contabilizar bien los pasivos y después hagamos todos los test habidos y por haber. La pregunta que faltó en el cuestionario tipo “tarea para la casa” para el directorio fue: ¿Cuánto es el valor presente de los flujos comprometidos por RV estimados con las tablas actualizadas de esperanza de vida, descontados a la tasa libre de riesgo? Compare dicho valor con los activos ajustados por riesgo y señale las medidas concretas que la CSV adoptará para reponer el capital en el cortísimo plazo y así estar capacitada para volver a operar en el mercado. Esta debería haber sido la pregunta 61.

Finalmente, y permítanme hacer esta conclusión a título personal. Estoy tan convencido del análisis anterior que, dado que se ha hecho oídos sordos a todas las advertencias, junto a otros profesionales estamos analizando acciones diversas en las cuales la SVS, a lo menos, deberá dar explicaciones públicas a la ciudadanía.

 

jueves, 1 de septiembre de 2016

El Muro del Silencio





 
El columnista D’Artagnan ha manifestado en varias columnas que nuestro modelo de desarrollo está capturado por intereses creados en todas las áreas y donde todo está en un perfecto equilibrio mediocre, convirtiéndose en una implementación degenerativa del modelo original. Ser revolucionario y romper esquemas –dice- va en contra de la subsistencia propia del modelo.

En este equilibrio mediocre, los medios de comunicación juegan un importante papel al (des)informar convenientemente hechos relevantes. Con pocas excepciones, y especialmente dado el grado de concentración y relación con el mundo de los negocios, la muralla china entre la línea editorial y la línea comercial es más bien un corralito para infantes.

Lo peor es que como todo funciona “más o menos bien”, lo anterior no es “tan evidente”; porque en estricto rigor sí se informa, pero cuando la noticia pudiera enojar a gente relacionada (llámese clientes importantes), ésta se “suaviza”, disimula en una caluga pequeña que nadie lee, y no se habla más del tema. Y los pocos audaces que sí informan, pronto reciben llamados o ven reducidos sus ingresos por publicidad. Las agencias hacen su pega. Una elegante forma de presionar.

Los casos Arcano y AC Inversions, por ejemplo, son dignos se señalar. Páginas y páginas repetitivas, una y otra vez; pero cuando se trata de un “compadre”, el énfasis es totalmente diferente, incluso el timing cambia, al informar cuando ya no queda otra. Y algunas veces simplemente la información es sesgada, parcial o induce a error.

Una forma de abordar el grado de concentración en el mercado de los medios de comunicación y sus evidentes conflictos de interés es designar en un ente independiente que informe la matriz publicidad-empresas-medios y determinar inconsistencias entre el tiraje de un medio (audiencia, visitas, etc.) y la publicidad que una determinada empresa o grupo contrata en él.

¿Está libre un grupo económico, empresa, agencia publicitaria o el Estado, de contratar publicidad en los medios que ellos quieran, vetando a algunos por las razones que sean? En un mercado perfecto sí, porque tal “discriminación” sería parte normal del poder negociador entre las partes y no alteraría mayormente el mercado; en un mercado imperfecto –como el nuestro-, no. Ni siquiera es válido no contratar o quitar publicidad a un determinado medio cuando su línea editorial no es del agrado del avisador. Tal discriminación no sólo sería un abuso de posición dominante en el mercado del avisaje publicitario, sino que “fomentaría” la poca transparencia en todos los mercados, toda vez que dicha presión sirve para acallar –y quizás eliminar-  al incómodo informador. El diario de Condorito no podría subsistir en Chile.

Un avisador relevante, entonces, debería estar obligado a distribuir proporcionalmente su gasto en publicitad en un abanico de medios, sin discriminar. La SVS, por su parte, debería exigir a las empresas que informen claramente dicha matriz. Y no estaría mal que la FNE metiera sus narices de vez en cuando.

Cuando no hay competencia por las buenas, se debe regular la cosa. La idea planteada, sin duda, puede ser perfectible, pero es un buen comienzo para romper este dañino muro del silencio.

Iván Rojas B.