lunes, 20 de junio de 2011

¿Banco de Chile compra La Polar?



A veces se dan situaciones especiales en los mercados que constituyen verdaderas oportunidades para salir de compras. Por ejemplo, en industrias que tienen una alta sensibilidad a los ciclos económicos se puede presentar que, ante una baja en el ciclo más allá de lo presupuestado, compañías que tienen la combinación fatal de fuerte apalancamiento operativo y alta deuda, se ven seriamente afectadas. La generación de caja cae violentamente y el mercado acusa recibo de la situación castigando el precio de la acción. Resultado: el pez más grande (otra compañía) se come al más chico.


En La Polar se podría dar un cuadro similar. Aunque no por causa de un factor exógeno como podría ser un ciclo a la baja, la compañía pasa por una situación en la que el valor de su patrimonio en bolsa ha caído dramáticamente, acercándose a su valor libro hasta el momento de quedar suspendida en bolsa… y sigue cayendo tras la reapertura. Si a Ud. le regalaran La Polar (esto implica ser dueño de los activos “inflados en la contabilidad”, y hacerse cargo de los pasivos), ¿aceptaría el regalo? Los test de stress indicarían que La Polar vale más viva que muerta, esto es, el valor económico de sus activos excede el valor de liquidación de los mismos. Hay planes de expansión definidos y proyectos caminando.


En el caso de La Polar, un aumento de capital no iría destinado a financiar gastos operacionales, sino a fortalecer la estructura de un balance que, deteriorado por el ajuste de su cartera vencida, elevó sus índices de endeudamiento a niveles por sobre la media de la industria. Para que un socio esté interesado en evaluar esta opción, tendría que aclarar dos datos claves: el porcentaje efectivamente incobrable de la cartera repactada unilateralmente y el porcentaje del Ebitda que no constituye flujo de caja. Y aquí, el plazo de tres meses dado en el Hecho Esencial del viernes pasado son tres siglos.


La situación actual podría ser de interés para el Banco de Chile porque complementaría la estrategia que el banco tiene orientada al consumo, donde posee una amplia experiencia en el manejo de los riesgos (1). A través de su matriz Quiñenco, tomaría el control de una compañía enfocada en un segmento socioeconómico de la población cuyo ingreso se va a ver fuertemente favorecido en los próximos años. Entonces, lo que necesita La Polar es tiempo, y éste se puede comprar enviando una señal potente al mercado: la entrada de un socio estratégico. Con Quiñenco como socio controlador, sería “más fácil” hacer las tareas relevantes que debe hacer: por el lado izquierdo del balance, comenzar una nueva etapa en el mundo del retail y, por el lado derecho del balance, refinanciar la deuda bancaria de corto plazo de tal manera que no le signifique amortizar capital este año y lograr un acuerdo con los tenedores de bonos para flexibilizar los covenants. Y el mercado daría su veredicto con el precio de la acción.


Hasta ahora el debate del caso La Polar se ha centrado en analizar, desde distintas perspectivas, los delitos cometidos. Pero conviene recordar que La Polar S.A. es una entidad distinta de sus dueños y, por lo tanto, su futuro va por un carril distinto.


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(1)En una reciente columna (La Tercera, domingo 19/6/2011), Francisco Pérez Mackenna, gerente general de Quiñenco, plantea que el caso La Polar tiene dos polos: el primero vinculado con la responsabilidad empresarial y la fe pública, lo que parece circunscrito a un caso importante, pero puntual; el segundo se relaciona con la cultura de “no pago” que comienza a instalarse en la sociedad. Una interesante visión global.

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