En febrero de este año[1], el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, respondió así las siguientes preguntas relativas al retail financiero:
1) ¿Qué organismo debiera regular el negocio financiero? “En lo financiero, el retail va a quedar regulado, en lo que se refiere al consumidor, por el Sernac Financiero. En otras materias indirectamente es regulado por el Banco Central (BC) y la SBIF en lo que tiene que ver con las tarjetas de crédito”.
2) ¿Pero esas entidades sólo piden información? “Sí, pero hay ciertas normativas del BC que tienen que cumplir”.
3) ¿Y no requieren de más control? “No, porque no captan dinero del público. Las condiciones de liquidez y solvencia que se imponen a bancos u otros intermediarios financieros son porque captan dinero del público. En el retail financiero, cuando las empresas captan recursos de terceros, lo captan a través del capital propio, créditos bancarios o colocaciones de bonos que están sometidos a las regulaciones correspondientes”.
En el contexto del caso La Polar , se le preguntó al ministro Fontaine si hay responsabilidad de la SBIF[2]. La respuesta fue: “En la fiscalización de los bancos la SBIF mira la calidad de la cartera de crédito para asegurar que los bancos tengan un patrimonio de verdad y que no ocurra lo que pasó con La Polar. En el caso del retail, que emite tarjetas y que tiene cuentas por cobrar hacia sus clientes, no existe ese tipo de certificación, porque esas empresas no se financian con el público directamente”.
En la columna “Bancos que no son Bancos”[3], publicada en Estrategia, Javier Fuenzalida nos recuerda que el Art. 40 de la Ley General de Bancos los define como “toda sociedad anónima (…) que se dedique a captar o recibir en forma habitual dineros del público, con el objeto de darlos en préstamo”. Luego, acertadamente, el columnista plantea que “salir al mercado a captar del público –la oferta pública de valores- mediante la emisión habitual de efectos de comercio y bonos es actuar como bancos”.
En efecto, la preocupación de todos los sectores a raíz de los recientes hechos ocurridos en La Polar confirma el punto: la empresa se financió en gran parte con bonos –que dicho sea de paso, cumplieron con toda la reglamentación exigida por la SVS-, donde el 60% (30/03) lo tienen las AFP, es decir, platas de todos los chilenos. Contrario a la opinión del ministro, sí captan dinero del público. Argumentar que dicha captación no es forma directa sería simplemente un tecnicismo.
En un mercado eficiente y transparente no se deberían dar prácticas financieras “muy distintas” entre el retail-financiero y el negocio bancario, sectores separados por una tenue y confusa línea.
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