lunes, 22 de junio de 2009

Carta abierta a Michelle Bachelet


Señora
Michelle Bachelet
Presente

Estimada Sra. Presidente:
El motivo de la presente es expresarle en breves líneas algunos cálculos que pudieran ser de su interés, dado que se relacionan con la pobreza dura que existe en Chile, particularmente el problema de vivienda en campamentos que afecta a unas 28.000 familias.
Es loable la meta del programa “un techo para Chile” de terminar con los campamentos el año 2010. El costo total de las mediaguas ($250.000 cada una) bordearía los USD 13 millones, cifra similar a lo recaudado en una sola Teletón. Pero pensemos en grande, y esta vez poniendo al Gobierno como principal promotor de otorgar una vivienda social a dichas familias. ¿Cuánto sería el costo de dicho programa?
1. Terreno: se tendría que “recomprar” los terrenos que están en manos privadas o mixtas, aproximadamente un 40% del total. Si asumimos un costo de 1UF/m2 y una densidad de 100 hab/ha (mayor al promedio actual de Santiago, pero considerablemente menor a la densidad media que hoy tienen los sectores más pobres), este costo sería de unos USD200 millones.
2. Macro y microurbanización: básicamente calles, alcantarillado y electricidad (unos 0,3 UF/M2), bordearía los USD 150 millones.
3. Vivienda social: a un costo unitario de 220 UF, daría un total de USD230 millones
4. Costo total: USD 580 millones. Menos de 600 UF por vivienda.
Ciertamente que estas cifras se pueden afinar, pero son un buen punto de partida para una discusión sobre la solución de fondo al problema planteado.

¿Resulta muy descabellado este plan? No tanto, si consideramos que con sólo los intereses de 1 año que generan los recursos que el Estado posee en el exterior se financiaría parte importante del proyecto. Del déficit fiscal proyectado para este año no se preocupe en demasía. En una de esas el precio del cobre nos da “sorpresas” y terminamos el año en cero. Y por cierto, el respaldo ciudadano ya lo tiene, y sigue creciendo.
Hoy se discute la realización del puente en Chacao por montos superiores al propuesto en este plan. Pero la rentabilidad social de erradicar de una vez por todas los campamentos es muchísimo mayor. Resulta difícil incluso imaginarse un proyecto con una mayor prioridad social, dado que la vivienda constituye la base para que tanto el gasto en educación y salud, como las programas pro-empleo, Chile solidario y otros tengan óptimos resultados.
Probablemente la historia la recordaría como -además de ser la primera mujer Presidente del país- la persona que le dio verdadero techo a Chile. Un bonito regalo para celebrar el Bicentenario.
Cordialmente,

Un ciudadano.

lunes, 15 de junio de 2009

Credit-card crunch


Recientemente el senado norteamericano aprobó -¡con 95% de los votos a favor!- una reforma a la industria de tarjetas de crédito, cuyo objetivo, entre otros, es terminar con prácticas que resultan en un “brusco” aumento en las tasas de interés. Probablemente esto tenga alguna relación con la preocupación de la autoridad ante el aumento que anotaron las tasas de las tarjetas de crédito nuevas el mes pasado desde, oiga bien, un 13% a un 14% anual.

Así, y entre otras obligaciones, los emisores de tarjetas deberán explicar al consumidor en plain English (lenguaje sencillo) todos los costos implícitos que conlleva el uso de su tarjeta de crédito. No debería sorprendernos que pronto se llegue al concepto de APR (Annual Percentage Rate) que se informa, por ejemplo, en los créditos bancarios en el mismo país, y que es EL indicador clave para decidir qué crédito es más barato.

Es interesante notar que en el mercado de capitales más competitivo del mundo aún se siguen buscando pautas para perfeccionarse. ¿Y cómo andamos por casa? “Malena canta el tango”, diría mi abuelo. En abril de este año, la tasa promedio de las tarjetas de créditos bancarias fue 49,33% anual; en marzo, la tasa promedio de las tarjetas de casas comerciales fue 57% anual para un avance en efectivo. Y todo lo anterior, sin sumar comisiones ni otros gastos asociados.

El spread implícito excede cualquier consideración de riesgo que pueda existir. Mi último estado de cuenta dice que la tasa para el próximo período es de 4,42% mensual en el crédito rotativo, es decir, un 53% anual simple o 68% anual compuesto… ¡Y eso que es una cuenta VIP! A propósito, la Tasa Máxima Convencional (TMC) vigente es 54%.

Por otra parte, la información proporcionada en los estados de cuenta no es de las mejores. ¿Lo ha tratado de cuadrar con sus registros personales? ¿Se ha llevado sorpresas?, o peor aún, ¿sabe cuánto es la tasa final que Ud. paga, si se agregan los costos de administración, comisiones y otros cargos? Nos pasamos de la TMC.

Copiemos lo bueno: una legislación que obligue a todas las instituciones financieras y casas comerciales a informar el costo final que sus créditos tienen para el consumidor. Con esta tasa all in, fácil de entender (plain Spanish) y comparar, la gente sería su propio Sernac o Superintendencia. Información es poder.

The Economist informó lo que ocurrió en Estados Unidos bajo el título “Credit-card crunch”… imagínese qué título pondría si supiera la realidad criolla.

lunes, 1 de junio de 2009

Pasivos tóxicos y el mito del riesgo


Mientras en Estados Unidos parte del problema financiero se relaciona con los activos tóxicos, en Chile es al revés: tenemos pasivos tóxicos. Este virus afecta principalmente a las personas y a las Pymes; las grandes empresas están inmunes porque tanto las alternativas de financiamiento internas como el acceso a fuentes de financiamiento externo les permiten gozar de los beneficios de la política monetaria expansiva a nivel mundial.

En Estados Unidos pusieron el grito en el cielo porque las tasas promedio de las tarjetas de crédito superaron el 14% anual en abril. El problema en Chile es que este virus no produce pánico (si hay un pánico bueno, aquí es dónde). Considere las siguientes cifras: en abril, la tasa de interés promedio para un crédito inferior a 200 UF fue 36% anual (entre paréntesis, la tasa final que paga el cliente es mayor, ya que hay que agregar todos los gastos asociados al crédito), mientras que para un crédito superior a 5.000 UF fue 6,5% anual. Claro, Ud. dirá, para explicar tal diferencia, que el banco tiene que colocar 25 créditos chicos para alcanzar el grandote, por lo que los costos administrativos justificarían el spread mayor. ¿Pero 2.950 puntos bases de diferencia? Suena exagerado. Ah, entonces la explicación pasa por el riesgo, quizás piense Ud. Pero, ¿en qué caso se está diversificando la cartera?

Con todo, casi como frase cliché se argumenta que las altas tasas cobradas responden al mayor riesgo de no pago; la segunda derivada del cliché sería la mayor bancarización. Este punto podría ser engañoso. En marzo, en plena “crisis”, la provisión de incobrables para los créditos de consumo fue de 6,13% (provisión no significa que finalmente sean de verdad incobrables; de hecho, las tasas de morosidad y cartera vencida son bastante menores: 3,95% y 1,11%, respectivamente).

Veamos el caso de un banco hipotético, exclusivamente dedicado a entregar créditos de consumo, con una estructura de apalancamiento y eficiencia similar al promedio de la banca y que, dada su política comercial ultra agresiva y arriesgada, registra un porcentaje de cartera vencida, definitivamente incobrable, de 5%. Este banco tendría que colocar sus créditos sólo al 20% promedio anual (esto es, poco más del 1,5% mensual) para tener un retorno sobre el patrimonio (ROE) de 10%, similar al de otros sectores de la economía; si los coloca al 25% anual, el ROE se dispararía al 30%; para qué hablar si los créditos fueran colocados al 36% actual.

Es un mito que el mayor riesgo impida menores tasas en Chile. ¿Cómo eliminar, entonces, el virus que hace tóxicos los pasivos? La vacuna de la competencia es infinitamente más efectiva que la Tasa Máxima Convencional y otros inventos.

¿Se imagina el círculo virtuoso que generaría en Chile un mercado de capitales realmente competitivo a todo nivel? Afortunadamente el issue de la competencia ya se instaló en la agenda país.

A propósito, en el último Ipom se destaca que la política monetaria expansiva, aunque con algunas restricciones, se está reflejando en el menor costo del crédito al consumidor final: las tasas de interés han bajado desde los máximos observados tres meses atrás. Aplausos por la baja de tasas, pero no nos engañemos, es el nivel en que éstas se encuentran el que está fuera de foco.