jueves, 12 de noviembre de 2009

AFP 2.0 y próxima licitación de cartera


En los últimos diez años, recuerdo haber ido sólo una vez a una sucursal de mi AFP (ni siquiera sabía la dirección). Las pocas veces que he necesitado algún certificado, lo obtengo por Internet. Y cada cierto tiempo me llega un estado de cuenta (con información de regular claridad, pero una cartola al fin y al cabo). ¿Cuántas veces ha ido Ud. a una sucursal en los últimos doce meses?

Lo anterior tiene mucho que ver con la próxima licitación de una sustancial cartera de afiliados, los que serán asignados a la AFP que cobre la comisión más barata. Si bien la medida irá tanto en directo beneficio de las personas perteneciente a la cartera licitada como también del resto (al incorporar mayor competencia), la actual licitación se hará en base a una función de producción del siglo pasado, ya que obliga a la AFP ganadora a tener sucursales con cobertura nacional. ¿Para qué poner como requisito un servicio que la gente no demanda? La competencia, por lo tanto, probablemente se centrará en cobros algo más bajos a los actuales, de, digamos osadamente, ¿un 25% menos?

¿Por qué no fomentar las funciones modernas de producción en la industria? Una AFP basada en las nuevas tecnologías –no sólo como apoyo al negocio, como existe hoy- permitirían tener un mínimo de sucursales físicas, reduciendo de manera drástica los costos fijos; la administración de cartera se podría hacer en forma centralizada montando un departamento de estudios cuya función básica sea la de “seguir” las estrategias del resto; cada afiliado accedería en línea a toda la información relevante de su fondo; un call center centralizado atendería las consultas más específicas o a aquellos con menor acceso a Internet, etc. No debería causar asombro que todo esto se podría hacer a un costo de a lo más 1/5 del actual. Sí, leyó bien.

Al trabajador se le descuenta mensualmente de su sueldo imponible un 10% para el fondo de pensión, más un 1,87% para el seguro de invalidez, más la comisión de administración. Ésta última constituye el principal ingreso de las AFP. Actualmente el rango de comisiones va desde un 1,36% a un 2,36% del sueldo imponible. Sin considerar el seguro, que es un producto aparte (se podría discutir después el precio de dicho producto y la obligatoriedad), cada persona destina mensualmente entre un 11,36% y un 12,36% de su sueldo como ahorro para su jubilación. Económicamente, ese es el flujo de caja relevante. Y de este desembolso, la comisión representa entre 12% y un 19%. ¿Lo justifica el servicio de “asesoría de inversión” y manejo del stock de fondos? Difícilmente, toda vez que existen estrategias disponibles para replicar el desempeño del mercado, más agresivo o más conservador, según sean las preferencias del afiliado. Haciendo el símil con una corredora de bolsa, ¿qué diría Ud. si por cada transacción tuviera que pagar una comisión de entrada de 12% del monto invertido? Hoy, la corredora de bolsa más barata cobra 120 veces menos por una transacción equivalente.

Es cierto que estamos hablando de servicios diferentes, pero no nos engañemos, los nuevos equilibrios que tienen asociados las nuevas funciones de producción, tanto en esta como en otras industrias, se darán a precios equivalentes a una fracción mínima de los actuales… ¿en 1, 3 o 5 años más? Recuerde que hace poco más de 10 años no existía Google, y hoy vale USD175.000 millones, más que la suma de todas las empresas del IPSA; hace 3 años atrás no existía Twitter, y hoy ha sido valorizada en USD1.000 millones, más de lo que vale en bolsa AFP Cuprum, Vapores o Fasa… y todavía no genera un dólar de ingreso.

El sistema de capitalización individual ha sido calificado como un producto de exportación de excelencia. Después de 28 años, una nueva versión, AFP 2.0, agregaría mayor eficiencia, efectiva competencia y, en consecuencia, mayor rentabilidad final a sus afiliados.

jueves, 22 de octubre de 2009

Becas Chile, ¿sólo mayor transparencia?


En el reciente escándalo de asignación de becas para estudios en el extranjero, la palabra transparencia ha sido el mínimo común denominador en los análisis realizados para mejorar el proceso. Entre otras cosas, ayudaría a disminuir la discrecionalidad y, en cierta medida, “estandarizaría” criterios de selección, especialmente los subjetivos, de tal forma que los puntajes otorgados sean de público acceso y comparables unos con otros. Así, aumentaría la probabilidad de que una persona que verdaderamente tiene méritos se gane tal galardón.

¿Quién puede oponerse a implementar más transparencia? ¡Nadie! Es como la competencia. Sin embargo, algo impide que sigamos avanzando.

Pero el tema de las becas no solo se reduce a mejorar el proceso. Porque como los recursos son siempre escasos y su uso debiera ser eficiente, especialmente cuando se trata de dinero de todos los chilenos, es útil preguntarse si la rentabilidad social de dicha inversión es la más alta posible de obtener en el ámbito de la educación.

Las dos principales herramientas para ascender en la escala social son el empleo (derivado principalmente por un mayor crecimiento económico) y, en un plazo mayor, la educación. Según la encuesta Casen 2006, el ingreso promedio mensual de una persona con enseñanza media completa es de $245.000. Si estudia 4 años más, éste se duplica; si estudia 5 años más, éste llega a $800.000. Por lo tanto, la focalización del gasto es esencial para que de manera autónoma, y no vía subsidios del Estado, en el mediano plazo los más pobres dejen de serlo.
Aunque hoy también existen programas para la educación superior (35.000 becas para estudios técnicos superiores este año, orientadas al 60% más pobre de la población), las cifras envueltas dan para pensar. Si consideramos que una carrera técnica de 3 ó 4 años y una carrera universitaria de 5 ó 6 años tienen un costo anual en torno a $820.000 y $1.500.000, respectivamente, una beca de postgrado que daba Mideplan equivaldría a unas 8 carreras técnicas o a 3 carreras universitarias completas; una beca Conicyt para magíster equivaldría a por lo menos unas 12 carreras técnicas o a 5 carreras universitarias completas; y una beca Conicyt para doctorado equivaldría a por lo menos unas 25 carreras técnicas o a 9 carreras universitarias completas. La comparación es especialmente válida cuando muchas de estas becas de postgrado no se la ganan alumnos top, el destino no es a universidades top y/o las áreas de perfeccionamiento son tal que prácticamente el único beneficiado es la persona capacitada. A modo de ejemplo, ¿cuál es la rentabilidad social de una beca para estudiar filosofía versus ingeniería? De 300 becas Mideplan entregadas el año 2007, 12 fueron a ingeniería y tecnología, mientras que 48 a humanidades.
Por supuesto que no se quiere decir que no existan ayudas para perfeccionarse en el exterior. ¿Pero deben ser necesariamente becas a estas personas que van a formar parte (o ya lo son) del decil más rico de la población? Más eficiente sería en muchos de estos casos dar créditos ultra blandos que fomenten la inversión en capital humano, con los años de gracia respectivos, y pagaderos, por ejemplo, dentro de la declaración anual de renta, a fin de disminuir el riesgo.

Ordenar los proyectos según su rentabilidad social y mejorar la transparencia. Pecking Order, diría un gringo.

lunes, 5 de octubre de 2009

Debate y reformas al sistema financiero


¿Qué reformas haría usted al sistema financiero para lograr mayor justicia, equilibrio y equidad? La pregunta, realizada en el debate presidencial, fue precedida de una ácida crítica a los bancos, resaltando la falta de acceso al crédito y los altos intereses y comisiones, y el contraste de las utilidades bancarias versus las ganancias de los depositantes.

Una oportunidad de oro para que en un minuto los candidatos se lucieran y marcaran diferencias. Las respuestas: crear un Sernac financiero, para que los bancos “no cometan tantos abusos que muchas veces quedan totalmente impunes”; “más Estado, no más mercado”; “el sistema financiero se sirve a sí mismo y no para apoyar el sistema productivo”; “tasas absurdas, que no existen en ningún otro país”.

La mala noticia es que la palabra clave no se oyó: competencia, concepto que por sí solo debería ser el eje de las reformas en el citado mercado —y también en otros—. Un plan de gobierno en sí mismo. Sin competencia real, nuestro país seguirá siendo el eterno candidato al club de países desarrollados.

La buena noticia es que la falta de competencia bancaria pasó a ser tema de interés nacional. Y en esta pasada los bancos quedaron muy mal parados. Cada vez se hace más común relacionar las palabras abuso, cobros excesivos y usura con las abultadas utilidades de esta industria.

Las instituciones financieras, bancarias y no bancarias, deberían tomar nota de esto... y también las entidades reguladoras, porque con más competencia las rentabilidades anormales en la banca –esas mismas que a la super de bancos le producen ingenuo orgullo- desaparecerían rápido. Las nuevas tecnologías de producción de este siglo así lo prueban. Destrucción creativa, diría Schumpeter.

No se sorprenda cuando reciba un e-mail con una oferta de crédito de Google Bank. Si no me cree, lea “The power of mobile money” (The Economist, 24 de septiembre de 2009).

lunes, 24 de agosto de 2009

La Ley de Okun


Hasta sólo unas semanas atrás, hablar abiertamente de recuperación era pecar de optimista. Aunque parezca increíble, los mismos agoreros que repetían que esta crisis era la peor después de la Gran Depresión, hoy nos dicen que lo peor ya pasó.

Una de las preguntas que queda por responder, sin embargo, es cuánto nos demoraremos en recuperar los niveles de empleo precrisis.

La denominada Ley de Okun —en estricto rigor, no es una ley; sólo una regularidad empírica encontrada por el economista norteamericano en la década de los 50— relaciona inversamente la tasa de desempleo con el nivel de producción de un país. De acuerdo a dicha regla, un aumento de 2,5 por ciento en el PIB real lleva de la mano una caída de 1% en la tasa de desempleo.

Pero las diferencias en como opera el mercado del trabajo entre países hacen que la regla de Okun no tenga una aplicación universal. The Economist muestra que entre enero 2009 y junio 2009 el producto interno bruto ha caído más en la Zona Euro (casi 6 por ciento) que en Estados Unidos (casi 4 por ciento); no así el desempleo, que ha aumentado en más de cuatro puntos porcentuales en Estados Unidos y sólo dos puntos porcentuales en la Zona Euro.

La recuperación tendría mayor impacto en el empleo de la economía norteamericana, caracterizada por una mayor flexibilidad laboral, que en el empleo de la economía europea.

Y aquí está nuestro talón de Aquiles. En los últimos 20 años, las modificaciones al código laboral chileno, efectuadas con criterio más político que económico, han estado lejos de promover el empleo. Una comparación con el mercado laboral norteamericano pone de manifiesto la gran diferencia entre ambos países. En Chile, si bien no hay cifras oficiales, la duración del desempleo se mide en meses; en Estados Unidos, en semanas.

Para el próximo año se proyecta que nuestro país crecerá en torno al 3,5%; y la cifra se eleva a 3,9 por ciento en 2011. ¡Pero se estima que el empleo podría demorarse hasta el año 2013 en alcanzar los niveles precrisis! ¿Cuánto antes se podría alcanzar una tasa de desocupación del 7% con una legislación laboral pro empleo?

Si tuviera la posibilidad de observar la actual realidad chilena, de seguro que Arthur Okun cambiaría su Ley.

martes, 18 de agosto de 2009

La riqueza de las naciones


La riqueza de las naciones (Adam Smith, 1776) se considera el primer texto moderno de economía. En sus cinco libros, conceptos como valor, producción y capital son analizados para determinar las causas de la riqueza, determinantes del grado de desarrollo de un país y, en definitiva, del bienestar de sus habitantes.

Sabemos que no necesariamente un país que posee abundantes recursos naturales tiene su desarrollo asegurado. Por mencionar sólo un ejemplo, Chile tiene 7,2 veces más recursos naturales per cápita que Japón, pero este último registra un PGB 19 veces más grande que el nuestro, corregido por Paridad de Poder de Compra. Lo que no es tan evidente es que tampoco el capital físico producido (maquinaria, equipamiento, estructura, ciudades) explica la riqueza.

Entonces, hay un componente “intangible” que explica la diferencia entre un país rico y uno pobre. Un estudio del Banco Mundial (“Where is the wealth of nations?, 2006) clasifica la riqueza de los países en tres categorías: recursos naturales, capital producido y la riqueza intangible. Esta última se compone del capital humano y de la calidad de las instituciones, principal estímulo de la productividad. Las cifras al año 2000 muestran que la riqueza intangible alcanza sólo los USD 4.434 per cápita en los países pobres, mientras que en los países OECD es USD353.339; en el primer grupo, la riqueza intangible representa el 59% de la riqueza total, mientras que en el segundo equivale a un 80%. Una muestra para algunos países se expone en el cuadro del inicio.

La diferencia entre Chile y Estados Unidos no está en la cantidad per cápita de recursos naturales. Es la riqueza intangible la que explica la brecha en la productividad: un estadounidense medio tiene acceso a más de USD418 mil en riqueza intangible, más de 7 veces la de un chileno: mejores sistemas de educación e instituciones que funcionan (lo que se denomina “Rule of Law”).

Cuatro reflexiones a partir de lo anterior:

1) Este componente intangible que explica parte sustancial de la riqueza, por su naturaleza, es difícil de cuantificar, y por lo tanto, incorporar a las cuentas nacionales. Cuando Estados Unidos importa una retroexcavadora, las cuentas nacionales la contabilizan como inversión en capital físico; cada año, a Estados Unidos llegan aproximadamente 1 millón de inmigrantes, de los cuales, a lo menos el 1% debe ser gente del más alto nivel de capacitación. ¿Cómo se contabiliza este subsidio? La balanza de pagos hace vista gorda a este evento, que es extremadamente más poderoso que la importación de una máquina. El PIB da cuenta de lo que sucede después, en términos de valor agregado.

2) Dado el nivel de riqueza intangible que soporta las actividades económicas en el mundo desarrollado, no debe sorprendernos que la distribución del ingreso mundial haya empeorado (la brecha entre ricos y pobres se ha cuadruplicado en los últimos diez años en el mundo), y siga empeorando mientras la institucionalidad de los países pobres no tenga un viraje importante.


3) El principal factor no transable es la mano de obra. En la medida que un país avanza al desarrollo, su capital humano se revaloriza, y por lo tanto, su precio aumenta. Esto trae asociado un tipo de cambio real menor. Así, es perfectamente factible observar a un país más competitivo y al mismo tiempo con un menor tipo de cambio real (la discusión que se ha dado en Chile de asociar un “alto” tipo de cambio con competitividad es sesgada y cortoplacista). Por lo tanto, lo que debería ocurrir en Chile es que su moneda se revalorice con respecto a los países desarrollados y se deprecie con respecto a los países menos desarrollados que realizan políticas económicas correctas. Relacionar el tipo de cambio con la entrada (o no entrada: “mejor dejamos los dólares afuera para no afectar el tipo de cambio”) o salida de divisas, o con la tasa de interés de política monetaria tiene una consideración de corto plazo, útiles como variables de decisión para un operador de mesa de dinero que hace trading de forward intradía, pero no para los fundamentals de la economía, necesariamente. Si la política monetaria – más o menos expansiva, o más o menos contractiva- es la correcta para la coyuntura de un país, esto se reflejará en un menor tipo de cambio real en el mediano plazo.

4) El capital humano de un país, a fin de desarrollarse y explotar a plenitud su potencial, debería sacarle el “mayor trote” posible a uno de los mercados más importantes de una economía: el mercado de capitales. ¿Pero por qué no están en Chile los Larry Page, Mark Zuckerberg o Steve Jobs? ¿No será, en parte, responsabilidad de aquel mercado, especialmente en lo que se refiere a su nivel de competencia, entendida ésta más allá que una guerra de ofertones? Resulta necesario salir al pizarrón y analizar el problema de fondo.


Finalmente, la gran pregunta aun por responder es ¿serán capaces los países pobres de romper el círculo vicioso y generar riqueza intangible? La hermana de la economía, la política, tiene gran protagonismo en la respuesta.

miércoles, 5 de agosto de 2009

10,7% de desempleo, ¿qué tan mal estamos?


La reciente cifra de 10,7% de desempleo publicada por el INE para el trimestre móvil abril-junio no deja contento a nadie. Aunque se esperaba un aumento debido a factores estacionales, el guarismo se compara muy desfavorablemente con el 8,4% registrado en similar trimestre del año anterior. La crisis se visualiza como el principal causante de este mal.

Pero, ¿qué tan mal estamos? Resulta interesante analizar la cantidad de ocupados y las remuneraciones promedio, datos absolutos, puros, que no tienen las distorsiones propias de la tasa de desempleo, cuociente formado por dos variables que están en constante movimiento -la cantidad de desocupados y la fuerza laboral-, donde especialmente el denominador está sujeto a discusión. Así, en el trimestre abril-junio 09, la cantidad de ocupados fue 6.514.270 personas, 68.860 menos que hace un año, pero el ingreso medio nominal creció 6,6%, mientras que el IPC lo hizo en 3%, tomando el mes de mayo como punto central. Es decir, el ingreso total de los chilenos aumentó 2,4%. En el gráfico adjunto se puede apreciar que el ingreso total de mayo 09 es superior en 6,6% y 3,2% a los ingresos totales de mayo 07 y septiembre 08 (antes de la crisis). Lo curioso es que la tasa de desempleo fue 6,9%, 8,4% y 7,5% en mayo 07, mayo 08 y septiembre 08, respectivamente… ¿deficiencias del ratio?



Queda sobre la mesa precisar si este aumento en las remuneraciones reales se explica en parte significativa por la pérdida de trabajo de personas con sueldos bajos. Con todo, el análisis PxQ por lo menos señala que el país como un todo no se encuentra tan mal, desde el punto de vista de los ingresos totales que posee ahora versus los que disponía hace doce meses. La comparación incluso será más benevolente hacia fines de año cuando la cantidad de ocupados muestre una recuperación.

Buenas noticias vendrán por el lado del consumo y el empleo. El ribete político de lo anterior podría ser relevante, dado el timing de las próximas elecciones, e incluso sorpresivo, especialmente para aquellos que pronosticaron una hecatombe.

lunes, 22 de junio de 2009

Carta abierta a Michelle Bachelet


Señora
Michelle Bachelet
Presente

Estimada Sra. Presidente:
El motivo de la presente es expresarle en breves líneas algunos cálculos que pudieran ser de su interés, dado que se relacionan con la pobreza dura que existe en Chile, particularmente el problema de vivienda en campamentos que afecta a unas 28.000 familias.
Es loable la meta del programa “un techo para Chile” de terminar con los campamentos el año 2010. El costo total de las mediaguas ($250.000 cada una) bordearía los USD 13 millones, cifra similar a lo recaudado en una sola Teletón. Pero pensemos en grande, y esta vez poniendo al Gobierno como principal promotor de otorgar una vivienda social a dichas familias. ¿Cuánto sería el costo de dicho programa?
1. Terreno: se tendría que “recomprar” los terrenos que están en manos privadas o mixtas, aproximadamente un 40% del total. Si asumimos un costo de 1UF/m2 y una densidad de 100 hab/ha (mayor al promedio actual de Santiago, pero considerablemente menor a la densidad media que hoy tienen los sectores más pobres), este costo sería de unos USD200 millones.
2. Macro y microurbanización: básicamente calles, alcantarillado y electricidad (unos 0,3 UF/M2), bordearía los USD 150 millones.
3. Vivienda social: a un costo unitario de 220 UF, daría un total de USD230 millones
4. Costo total: USD 580 millones. Menos de 600 UF por vivienda.
Ciertamente que estas cifras se pueden afinar, pero son un buen punto de partida para una discusión sobre la solución de fondo al problema planteado.

¿Resulta muy descabellado este plan? No tanto, si consideramos que con sólo los intereses de 1 año que generan los recursos que el Estado posee en el exterior se financiaría parte importante del proyecto. Del déficit fiscal proyectado para este año no se preocupe en demasía. En una de esas el precio del cobre nos da “sorpresas” y terminamos el año en cero. Y por cierto, el respaldo ciudadano ya lo tiene, y sigue creciendo.
Hoy se discute la realización del puente en Chacao por montos superiores al propuesto en este plan. Pero la rentabilidad social de erradicar de una vez por todas los campamentos es muchísimo mayor. Resulta difícil incluso imaginarse un proyecto con una mayor prioridad social, dado que la vivienda constituye la base para que tanto el gasto en educación y salud, como las programas pro-empleo, Chile solidario y otros tengan óptimos resultados.
Probablemente la historia la recordaría como -además de ser la primera mujer Presidente del país- la persona que le dio verdadero techo a Chile. Un bonito regalo para celebrar el Bicentenario.
Cordialmente,

Un ciudadano.

lunes, 15 de junio de 2009

Credit-card crunch


Recientemente el senado norteamericano aprobó -¡con 95% de los votos a favor!- una reforma a la industria de tarjetas de crédito, cuyo objetivo, entre otros, es terminar con prácticas que resultan en un “brusco” aumento en las tasas de interés. Probablemente esto tenga alguna relación con la preocupación de la autoridad ante el aumento que anotaron las tasas de las tarjetas de crédito nuevas el mes pasado desde, oiga bien, un 13% a un 14% anual.

Así, y entre otras obligaciones, los emisores de tarjetas deberán explicar al consumidor en plain English (lenguaje sencillo) todos los costos implícitos que conlleva el uso de su tarjeta de crédito. No debería sorprendernos que pronto se llegue al concepto de APR (Annual Percentage Rate) que se informa, por ejemplo, en los créditos bancarios en el mismo país, y que es EL indicador clave para decidir qué crédito es más barato.

Es interesante notar que en el mercado de capitales más competitivo del mundo aún se siguen buscando pautas para perfeccionarse. ¿Y cómo andamos por casa? “Malena canta el tango”, diría mi abuelo. En abril de este año, la tasa promedio de las tarjetas de créditos bancarias fue 49,33% anual; en marzo, la tasa promedio de las tarjetas de casas comerciales fue 57% anual para un avance en efectivo. Y todo lo anterior, sin sumar comisiones ni otros gastos asociados.

El spread implícito excede cualquier consideración de riesgo que pueda existir. Mi último estado de cuenta dice que la tasa para el próximo período es de 4,42% mensual en el crédito rotativo, es decir, un 53% anual simple o 68% anual compuesto… ¡Y eso que es una cuenta VIP! A propósito, la Tasa Máxima Convencional (TMC) vigente es 54%.

Por otra parte, la información proporcionada en los estados de cuenta no es de las mejores. ¿Lo ha tratado de cuadrar con sus registros personales? ¿Se ha llevado sorpresas?, o peor aún, ¿sabe cuánto es la tasa final que Ud. paga, si se agregan los costos de administración, comisiones y otros cargos? Nos pasamos de la TMC.

Copiemos lo bueno: una legislación que obligue a todas las instituciones financieras y casas comerciales a informar el costo final que sus créditos tienen para el consumidor. Con esta tasa all in, fácil de entender (plain Spanish) y comparar, la gente sería su propio Sernac o Superintendencia. Información es poder.

The Economist informó lo que ocurrió en Estados Unidos bajo el título “Credit-card crunch”… imagínese qué título pondría si supiera la realidad criolla.

lunes, 1 de junio de 2009

Pasivos tóxicos y el mito del riesgo


Mientras en Estados Unidos parte del problema financiero se relaciona con los activos tóxicos, en Chile es al revés: tenemos pasivos tóxicos. Este virus afecta principalmente a las personas y a las Pymes; las grandes empresas están inmunes porque tanto las alternativas de financiamiento internas como el acceso a fuentes de financiamiento externo les permiten gozar de los beneficios de la política monetaria expansiva a nivel mundial.

En Estados Unidos pusieron el grito en el cielo porque las tasas promedio de las tarjetas de crédito superaron el 14% anual en abril. El problema en Chile es que este virus no produce pánico (si hay un pánico bueno, aquí es dónde). Considere las siguientes cifras: en abril, la tasa de interés promedio para un crédito inferior a 200 UF fue 36% anual (entre paréntesis, la tasa final que paga el cliente es mayor, ya que hay que agregar todos los gastos asociados al crédito), mientras que para un crédito superior a 5.000 UF fue 6,5% anual. Claro, Ud. dirá, para explicar tal diferencia, que el banco tiene que colocar 25 créditos chicos para alcanzar el grandote, por lo que los costos administrativos justificarían el spread mayor. ¿Pero 2.950 puntos bases de diferencia? Suena exagerado. Ah, entonces la explicación pasa por el riesgo, quizás piense Ud. Pero, ¿en qué caso se está diversificando la cartera?

Con todo, casi como frase cliché se argumenta que las altas tasas cobradas responden al mayor riesgo de no pago; la segunda derivada del cliché sería la mayor bancarización. Este punto podría ser engañoso. En marzo, en plena “crisis”, la provisión de incobrables para los créditos de consumo fue de 6,13% (provisión no significa que finalmente sean de verdad incobrables; de hecho, las tasas de morosidad y cartera vencida son bastante menores: 3,95% y 1,11%, respectivamente).

Veamos el caso de un banco hipotético, exclusivamente dedicado a entregar créditos de consumo, con una estructura de apalancamiento y eficiencia similar al promedio de la banca y que, dada su política comercial ultra agresiva y arriesgada, registra un porcentaje de cartera vencida, definitivamente incobrable, de 5%. Este banco tendría que colocar sus créditos sólo al 20% promedio anual (esto es, poco más del 1,5% mensual) para tener un retorno sobre el patrimonio (ROE) de 10%, similar al de otros sectores de la economía; si los coloca al 25% anual, el ROE se dispararía al 30%; para qué hablar si los créditos fueran colocados al 36% actual.

Es un mito que el mayor riesgo impida menores tasas en Chile. ¿Cómo eliminar, entonces, el virus que hace tóxicos los pasivos? La vacuna de la competencia es infinitamente más efectiva que la Tasa Máxima Convencional y otros inventos.

¿Se imagina el círculo virtuoso que generaría en Chile un mercado de capitales realmente competitivo a todo nivel? Afortunadamente el issue de la competencia ya se instaló en la agenda país.

A propósito, en el último Ipom se destaca que la política monetaria expansiva, aunque con algunas restricciones, se está reflejando en el menor costo del crédito al consumidor final: las tasas de interés han bajado desde los máximos observados tres meses atrás. Aplausos por la baja de tasas, pero no nos engañemos, es el nivel en que éstas se encuentran el que está fuera de foco.

lunes, 11 de mayo de 2009

Homo Economicus



Hay una profesión que ha quedado desprestigiada con esta “crisis”: los economistas. Salvo honrosas excepciones, el error en el análisis esencial, a saber, diferenciar las pérdidas del negocio base versus las de los instrumentos financieros derivados, llevó a calificar esta crisis -sin siquiera ponerse colorados- como la peor desde la Gran Depresión. Esto, sumado al aporte de los políticos, provocó una bola de nieve que terminó en un caos que finalmente afectó al sector real de la economía. Una analogía con la reciente gripe porcina podría aterrizar muy bien el punto.

El análisis errado se explicaría en parte por la propia naturaleza de los derivados, de difícil comprensión para el común de los mortales, y el alto grado de leverage que poseen, haciendo que la suma de sus nocionales den cifras de locos, varias veces el PIB del mundo (sólo los Credit Default Swaps suman aproximadamente el PIB mundial). ¿Qué pasaría si, por ejemplo, por Decreto Supremo se anularan todos los derivados que existen? ¿Cree Ud. que el consecuente mayor riesgo -tras la eliminación del hedge- haría que el PIB mundial se fuera a cero? La forma en que se liquidan lleva a netear resultados entre las partes, es decir, ocurre una trasferencia de riqueza. La separación que había en Estados Unidos entre los bancos de inversión y los comerciales impedía, en teoría, que una institución financiera con pérdidas por derivados interrumpiera la cadena de pagos en el sector real; en la práctica, dicha separación era algo difusa, por lo que la quiebra de empresas que participaban en el primer negocio tuvo asociado un nerviosismo extra.

Aclarado lo anterior, el problema se reduce al análisis del negocio base, las hipotecas subprime. Y éstas nunca estuvieron tan mal como para poner en jaque a todo el sistema financiero. La mayor incobrabilidad de estas hipotecas implicaría una pérdida adicional equivalente a 0,8% del PIB de EE.UU. Para ponerlo en perspectiva, supongamos un caso extremo en que la banca chilena asume un incobrable de 100% de las colocaciones entregadas al sector salmonero (unos USD 1.600 millones), ¿diríamos que todo el sistema financiero chileno se viene abajo? ¿No sería exagerar un poquito? El problema de los salmoneros en Chile es más grande, proporcionalmente hablando, que el de los créditos subprime en Estados Unidos. Así de claro. Por otra parte, un eventual precio del crédito barato, fuera de equilibrio, sí produciría una asignación no óptima de recursos, generando una pérdida social, pero en ningún caso para hablar de trillones de dólares, porque en definitiva lo que ocurrió es que se construyó una casa antes de su tiempo óptimo, pero el activo no se esfumó, sigue ahí.

Por suerte la luz al final del túnel se empieza a notar. Y con fuerza. A tal grado que ya se empieza a hablar abiertamente de recuperación. Que la excesiva prudencia o el pesimismo no le resten importancia a los datos anteriores y se magnifiquen las cifras malas. Es que no hay peor ciego que el que no quiere ver, especialmente cuando los aplausos son más grandes para el predictor de calamidad que para el que anuncia buenas nuevas.

Si hay una moraleja de esta crisis es que el Homo Economicus seguirá evolucionando. Es que Darwin tenía razón… económicamente hablando, por supuesto.

lunes, 4 de mayo de 2009

Desempleo e ingreso: cuociente versus producto


La “crisis” se hace presente afectando una variable clave de la economía: el empleo. Durante el primer trimestre del año, la tasa de desempleo en Chile alcanzó el 9,2%, superior a la del trimestre móvil anterior y a la de similar período del año pasado.

Comentarios y análisis tanto de dichas cifras como de las que están por venir -que se esperan sean algo peores- no serán escasos, y quizás la tónica general sea de pesimismo. Es que no hay de qué ponerse contento.

Cierto, pero resulta interesante considerar lo que ha pasado con el 90,8% restante -la cantidad de ocupados- y su ingreso medio. Tomemos como referencia dos momentos en el tiempo: septiembre 2008 (antes de la crisis) y febrero 2009 (en plena crisis). En estos cinco meses la cantidad de ocupados disminuyó en 28.433 personas (-0,4%, desde 6.635.930 a 6.607.500 personas); por su parte, el índice real de remuneraciones promedio creció un 4,6% en similar período. Es decir, el PxQ -o ingreso total promedio de los ocupados como un todo- experimentó un crecimiento real de 4,2% en estos cinco meses. Si se realiza el mismo ejercicio en comparación con el primer trimestre del año anterior, el PxQ del primer trimestre de este año es superior en un 1,5% real. De Ripley, aunque Ud. no lo crea.

La cantidad de ocupados y el índice de remuneraciones son datos absolutos, puros, que no tienen las distorsiones propias de la tasa de desempleo, cuociente formado por dos variables que están en constante movimiento -la cantidad de desocupados y la fuerza laboral-, donde especialmente el denominador está sujeto a discusión, porque no cuenta a todos los que “deberían” formar parte de él. ¿O Ud. cree que en el trimestre anterior, cuando el desempleo fue de 8,5% en Chile, estábamos igual que en Estados Unidos, que registró la misma tasa? Ambas cifras no son comparables a secas. Evidentemente que nuestra tasa de desempleo “correctamente” medida arrojaría una cifra que superaría el 20%... y en eso la crisis no tiene nada que ver, tampoco la gripe porcina.

El análisis PxQ será incluso más benevolente cuando hagamos una comparación un año después de la crisis. Los precios normalizados de la energía y los alimentos van directamente al bolsillo de la Sra. Juanita. Este mayor ingreso real, traducido en un mayor gasto, sin duda que será uno de los motores de la recuperación. De hecho, las últimas cifras del producto en Estados Unidos destacan la brusca caída en los inventarios y el aumento en el gasto.

Así, en los próximos meses las buenas noticias vendrán por el lado del consumo, del precio de los commodities y de los frutos de la maquinita de hacer dinero… una recuperación en forma de V –y no en forma de U- hacia fines de año.

lunes, 30 de marzo de 2009

¿Piñera Presidente?


Con esta crisis de pánico, que ya se escapó del ámbito económico, la embolinada de perdiz ha hecho que se vea negro un cuadro que a lo más es gris, especialmente para nuestro país. Tanto así que el discurso más coherente que se ha escuchado este último tiempo es el de la dupla Velasco – Bachelet, dupla que hace recordar, guardando las proporciones, a Portales-Prieto.

En fin, cuando nos sorprendamos de las positivas cifras (ya hay varias) y debamos ajustar nuestras planillas Excel, nos daremos el palmazo.

El cuadro negro ha hecho que gente inteligente yerre en sus estrategias. Por ejemplo, Sebastián Piñera y sus aliados han pisado el palito con un discurso con tono catastrofista, al más puro estilo de Obama y tantos otros, cuando lo que deberían hacer destacar el vaso medio lleno. Súper simple: esta crisis de pánico va a pasar más temprano de lo que cree la mayoría. ¡Y eso es lo que debería astutamente transmitir la alianza!

Cuando a fines de año veamos otro escenario económico y el cuadro negro sólo sea un mal recuerdo, ¿quién se llevará los aplausos? Obvio, la Presidenta Bachelet. Si el mismo opositor decía que venía una debacle que no llegó, si el mismo opositor decía que venía el fin del mundo y no llegó…el “vuelito” de la economía favorecerá a la Sra. Bachelet. No nos sorprendamos, entonces, si el grado de aprobación de la Presidenta llega a máximos inimaginables.

Si la alianza no cambia el switch ahora, ese mismo “vuelito” lo puede capitalizar Frei u cualquier otro (¿el ministro Velasco?, potenciando su carisma y vistiéndose de político de tomo y lomo, sí que sería un contendor de peso para Piñera). Así, previo a las elecciones podrían decir con toda confianza: “si eso era evidente, lo dijimos hace casi 1 año”. Bien se aplicaría hoy la misma frase que se hizo tan popular cuando George Bush perdió la reelección con Clinton: It´s de economy, stupid!

Ah, por cierto, no hay que confiarse tanto en las encuestas. Hay harto camino que recorrer todavía. No vaya a ser que estas mismas encuestas sean lo que la escritura en la pared fue para el rey babilonio Belsasar en 539 A.C.

martes, 24 de marzo de 2009

Por qué la Haya fallará a favor de Chile


Nuevamente está en el tapete la demanda peruana para definir un nuevo límite marítimo. Perú ya jugó sus cartas. Ahora Chile debe decidir si levanta o no excepciones o dejar que siga el proceso. Como estrategia chilena, sería bueno no solicitar la incompetencia del tribunal y dejar que la Haya se pronuncie. No debería sorprendernos que la corte internacional falle a favor de Chile al revisar los límites marítimos con Perú.

Simple teoría de juegos: supongamos que Perú tuvo dos opciones: no ir a la corte o efectivamente hacerlo. En el primer caso, el resultado neto para Perú es cero ganancia, es decir, se queda con la misma situación original. En cambio, si insiste en ir a la corte, existe una probabilidad P de ganar (la corte falla a su favor), en cuyo caso recibe un beneficio B dado por el nuevo límite marítimo; y como complemento, existe una probabilidad 1-P de perder, en cuyo caso recibiría una sanción simbólica S (menor que cero), “levemente” desfavorable que la situación original, ya que en teoría el caso quedaría cerrado o por lo menos no volvería a generar polémica por un buen tiempo.
A Perú le conviene ir a La Haya porque con alta probabilidad el valor esperado de esta decisión es mayor que cero, lo que matemáticamente se representa por la ecuación P*B + (1-P)*S > 0. Despejando se tiene P > -S/(B-S)), es decir, ante un mínimo nivel de éxito para Perú, la condición anterior se cumpliría, es decir, se haría el “trámite” ante La Haya. Intuitivamente se puede concluir que Perú tiene mucho que ganar y muy poco que perder con llevar este caso a dicha corte.
La Haya debe considerar que su fallo no solamente aclarará la controversia entre dos naciones, sino que pondrá precedentes para eventuales revisiones futuras: que cualquiera se sienta tentado a poner en dudas pretéritos tratados, independientemente de si fueron “justos” o no en el momento en que éstos fueron firmados. En el caso chileno, los tratados de 1952 y 1954 deberían ser la base sobre la cual se zanje definitivamente el tema.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Economía Urbana


Si a cualquier persona le preguntaran si desea que en su barrio se instalen edificios, la respuesta lógica esperable por la mayoría sería… adivine: NO. No hay para qué hacer un plebiscito. Con todo, así quedó demostrado recientemente en Vitacura, por si quedaban dudas.

Otra cosa muy distinta es que se le pregunte a cada vecino cuánto estaría dispuesto a pagar (en sus contribuciones, por ejemplo) para cumplir sus deseos. Es que a veces se nos olvida que una ciudad es una unidad productiva más, donde resulta necesario que todos asuman sus costos, externalidades incluidas, en orden a operar de la forma más eficiente. Así, sin un privado desea instalar un edificio de 50 pisos, debería incluir dentro de sus costos todas las externalidades negativas que esto produce al entorno, y en base a eso finalmente decidir.

Aunque cueste creerlo, nuestra capital es chica y densa. Su extensión alcanza unas 79.000 hectáreas, con una densidad de 68 habitantes por hectárea, superior a ciudades de países desarrollados como Barcelona, Madrid, París, Londres o Toronto, ciudades mucho más grandes en superficie y con una densidad de 50 habitantes por hectárea para abajo; nuestra densidad más bien se compara con la de ciudades latinoamericanas e incluso asiáticas.

Existe una clara correlación entre el nivel de desarrollo –medido por el PIB per cápita- y la densidad. Y es lógico que así sea, porque en la medida que crece el ingreso de las personas, éstas demandan más espacio interior (casas más grandes, segunda vivienda) y exterior (equipamiento, áreas verdes, vías de acceso), entre otros bienes con elasticidad ingreso positiva. Lo anterior llevará a que, aparte del crecimiento “normal” de la ciudad de Santiago –hoy en torno a las 1.400 hectáreas al año– a una densidad marginal mucho más baja, se deban rehacer barrios completos debido a su obsolescencia. En otras palabras, un Santiago mucho más grande que el actual, y menos denso. Parece que esto último que no es tan evidente entre los que tratan los temas urbanos.

Esta revolución urbana en Chile va más allá de lo que dicte un plan regulador específico; será uno de los impactos económicos más relevantes en las próximas décadas. Un correcto plan regulador debiera captar este fenómeno y anticipar el crecimiento de la ciudad. Las preferencias de la gente en promedio se darán en forma natural, no necesariamente por la vía de un plebiscito comunal.

martes, 17 de marzo de 2009

Access Rule


En Estados Unidos hace más de tres décadas que se dieron cuenta que era vital tener un mercado de valores nacional, con el objetivo de promover la competencia entre los distintos mercados accionarios y entre las órdenes de compra-venta de los clientes en forma individual. Así, nació la regulación National Market System (NMS).

Una de las medidas de la NMS es la denominada Access Rule, que busca asegurar que los intermediarios logren realizar las órdenes de sus clientes a los mejores precios. Esto implica acceso a todos los mercados. Por lo tanto, las bolsas no pueden discriminar entre corredores que son miembros de ésta y aquellos que no lo son.

En Chile, la Bolsa de Comercio de Santiago representa cerca del 87% del monto transado en acciones. Existe una modalidad para que inversionistas institucionales y corredores extranjeros operen directamente en esta bolsa, siempre que utilicen un corredor perteneciente a ella. Pero en el caso de un corredor miembro de otra bolsa (Bolsa Electrónica o Bolsa de Valparaíso), existe una barrera de entrada adicional, que consiste en enterar garantías por un monto equivalente al valor de la acción de la Bolsa de Comercio de Santiago (como referencia, la última transacción fue por $1.631 millones). Es decir, para efectos prácticos, es lo mismo que “comprar” la acción. No es la solución de fondo. Al contrario, da para un claro ejemplo de abuso de posición dominante en un texto de economía I… situación que no es nueva, basta recordar que a fines de los 80 algunos bancos quisieron participar en el mercado accionario y, como vieron su acceso restringido (¿club de Tobi?), crearon una nueva bolsa.
Algunos países han fusionado las distintas bolsas que tenían; en el caso chileno resultaría útil tener una sola bolsa nacional, aunque per sé no es garantía de solución a los problemas planteados. Por otra parte, la desmutualización -otra forma de abordar este problema, no necesariamente excluyente con la fusión- permite ser corredor sin ser accionista de la bolsa, al separar ambos derechos involucrados. Lamentablemente, el proyecto está hibernando, a la espera de un cambio en el contexto económico mundial (¿?)… quizás después lo retenga el auge bursátil, que no dará tiempo para analizar estos asuntos.
Asegurar libre entrada es un principio básico para mantener la competencia en cualquier mercado. Si se quiere hacer de Chile un gran centro financiero hay que empezar por solucionar este problema. La desmutualización y la interconexión en tiempo real son los primeros pasos.
Aparentemente en Chile hay condiciones de competencia entre las bolsas (como en varios otros mercados, dicho sea de paso). Conviene meditar en la premisa que guió la NMS antes señalada: “Inversionistas deben tener la seguridad que participan en un sistema que maximiza las oportunidades de que el vendedor más interesado pueda encontrar al comprador más interesado”. Magna premisa, que ojalá todo mercado pudiera garantizar.

martes, 3 de marzo de 2009

Shadow banking system


Hay algo que ha quedado claro con la presente crisis de pánico (o del crédito, como oficialmente se le llama): la falta de información relevante para tomar buenas decisiones de inversión. Por ejemplo, una mayor transparencia en la información sobre el derivado por excelencia de esta crisis -los Credit Default Swaps- habría permitido evaluar correctamente el activo subyacente y sus riesgos, facilitando el seguimiento posterior en la interminable cadena sucesiva de pagos y reestructuraciones de cartera. Cuando la información es relevante, estandarizada y pública, el proceso de toma de decisiones es óptimo; el problema es que la información es incompleta, irrelevante o simplemente incomprensible.

Lo anterior pareciera ser obvio, pero por increíble que parezca, existen argumentos en contra de la transparencia porque el shadow banking system ha prosperado en Estados Unidos. Se plantea que la información simétrica entre los agentes podría afectar la liquidez de los instrumentos y con ello impedir atractivos retornos al estar obligados a poner sobre la mesa las estrategias de inversión que se realizan.

Con todo, la discusión está vigente en dicho país, pero ¡ojo!, se relaciona con el óptimo manejo de estos instrumentos financieros más sofisticados, donde se busca imitar lo que ocurre en las bases de este mercado de capitales. En efecto, la transparencia es parte del núcleo de este mercado y, por ejemplo, permite que cada consumidor pueda hacer lo más básico de un proceso de compra: comparar alternativas para un crédito y elegir.

En Chile, en cambio, no se puede conocer oficialmente el costo efectivo que un crédito tiene para el consumidor; la única forma de estandarizarlo es informar la tasa efectiva (o tasa interna de retorno), incorporando todos los costos asociados a un crédito (muchos de ellos fijos, como los gastos notariales, seguros y comisiones) y considerando el monto líquido que recibe el cliente). Esta es la vara con la que se debería medir. Así no nos llevaríamos sorpresas cuando nos llega un estado de cuenta, sabríamos ex-ante que muchos créditos superan por varios puntos la Tasa Máxima Convencional –invento que busca proteger al consumidor- o simplemente tomar la mejor decisión financiera. La gente sería su propio Sernac.

Mientras tanto, nos embolinan la perdiz con informes que suman linealmente las cuotas pagadas en distintos periodos de tiempo (típicos informes que salen en marzo y diciembre), que entregan rangos de tasas para un crédito determinado (olvidando el estadígrafo relevante, el promedio) o cobros por zona geográfica (como si el dinero tuviera costos de transporte). Y más encima, ahora se nos dice el sistema financiero chileno es un ejemplo en la rapidez con que se está traspasando la rebaja de tasas a los clientes, cuando lo que importa es el nivel en que éstas se encuentran, porque el spread promedio sigue alto, superando varias veces el de otras economías, aún ajustado por riesgo.

La transparencia es aquel bien en el que nadie se opone de palabra, por lo menos en la etapa de desarrollo en la que hoy nos encontramos. Es políticamente incorrecto. Pero algo impide que sigamos avanzando. Las externalidades positivas serían enormes, ¿qué porcentaje de las rentas del sistema financiero se eliminarían si cada consumidor pudiera tomar decisiones óptimas? Por ahora, es una transferencia unilateral de riqueza en nuestro criollo shadow banking system.

jueves, 26 de febrero de 2009

¿Banco de Chile compra Citi?


Ni el más loco habría pensado hace unos pocos meses atrás que en Estados Unidos, la cuna del capitalismo y la libertad, se estaría discutiendo hoy la nacionalización de importantes bancos. Es que el pánico da para todo. Afortunadamente Mr. Bernanke, uno de los pocos que sabe realmente lo que sucede, ha puesto paños fríos, lo que es destacable dentro de tanto predicador de calamidades que anda suelto... ya lo decía el sabio Don Quijote en una columna anterior.

Citibank, uno de los bancos en cuestión, ha visto caer en 93% su patrimonio bursátil en los últimos doce meses. La probabilidad de que haya una recuperación importante durante las próximas semanas es baja, a juzgar por los precios en que se transan las opciones Put y Call, entre otros factores. Aunque la línea operacional por segundo año consecutivo no alcanzará a cubrir los gastos financieros, el negocio por lo menos está dando azul al tercer cuarto del año 2008, por lo que, independiente de si esta situación se logre mantener en el último trimestre o se revierta definitivamente, se podría concluir que el enfermo no estaría tan grave si lo comparamos, por ejemplo, con los tres grandes de Detroit, donde sí hay que aplicar cirugía mayor.

Típicamente en estos casos las empresas evalúan todos sus activos. Y los prescindibles salen a remate. Dentro de estos, bien pudieran estar algunas sucursales extranjeras del banco. ¿Y que tal si el Banco de Chile, un ya conocido socio del Citi, le tiende una mano y compra algunas sucursales en el extranjero a “buen precio”? La posición del banco chileno es buena. El alto spread promedio cobrado, entre otros factores, le ha permitido salir saludable en la desaceleración que la economía local mostró en el segundo semestre del año pasado: utilidades por USD 428 millones (+3,3%), un ROE promedio de 20%, superior al 13,6% del sistema financiero y un índice de eficiencia (gastos de apoyo a margen bruto) de 52,3%. ¿Qué va a hacer con la caja, ex dividendos? ¿Instalar más sucursales en Chile?

La gran internacionalización del Banco Chile podría estar a la vuelta de la esquina, y a un precio razonable. Estas son las buenas noticias para los que saben aprovechar las crisis y ven más allá de la niebla. En el caso del Banco de Chile, una entrada a jugar en la primera división… eso sí, una primera división competitiva de verdad.

martes, 17 de febrero de 2009

Fearmongering


Es casi un hecho hablar de que la presente “crisis” es la más grande desde 1929. Un dogma irrefutable, el perdido 23° capítulo del Apocalipsis. Por fortuna, el lavado de cerebro (como diría un famoso columnista, ahora retirado) no llega a todos. Los menos apanicados probablemente sopesan bien los hechos y llegan a conclusiones más certeras.

En una reciente columna en WSJ, Bradley Schiller, profesor de la Universidad de Nevada y autor de "The Economy Today" (2007), plantea que se ha mostrado repetidamente el fantasma de la Gran Depresión. En vez de comparar las actuales condiciones con la década del 30, el autor sugiere considerar los años 1981-1982, en el peor de los casos.

Por ejemplo, consideremos la pérdida de puestos de trabajo (dato que Obama suele citar): en el último año se han perdido 3,4 millones de puestos de trabajo; en el período nov81-oct82 la cifra fue de 2,4 millones. Ambas cifras equivalen al 2,2% de la fuerza laboral. En la Gran Depresión, el mismo número es de otra dimensión: 4,8% de la fuerza laboral en 1930, 6,5% en 1931 y 7,1% en 1932. Desde otro punto de vista, la actual tasa de desempleo de 7,6% es menor al peak de 10,8% de 1982 y muy por debajo del 25,2% registrado en 1932. Sin comentarios.

Otras estadísticas que cita Mr. Schiller es que el PIB estadounidense creció 1,3% en 2008, a pesar de un mal cuarto trimestre. Si bien se estima una disminución de 2% del PIB para este año, ésta sería comparable a la caída de 1982 (-1,9%), muy lejos de lo ocurrido en 1930 (-9%), 1931 (-8%) ó 1932 (-13%). Finalmente, la caída de 25% de la producción de automóviles el año pasado está lejos del 90% visto en 1932. Tampoco el fracaso de un par de docenas de bancos en 2008 con las más de 10.000 quiebras bancarias en 1933, ni la caída reciente de la bolsa con la debacle del 90% de principios del decenio de 1930.

Lamentablemente esta crisis se ha dado en un contexto político en que hay un cambio de Gobierno en el principal motor de la economía mundial. Políticamente parece razonable magnificar los hechos –para ganar votos- y luego salir “haciendo cosas”, presionando para aprobar planes de rescate. Este tipo de política basada en el temor -fearmongering – tiene un elevado costo en las expectativas, expectativas que precisamente eran el principal capital político el día 1 del nuevo Gobierno.

¿Y cómo andamos por casa? Parece que muchos economistas, analistas, políticos, periodistas y opinólogos varios se han contagiado con esta perjudicial forma de analizar los hechos, donde cada penosa estadística se convierte en precursor de la fatalidad. Al final la gente se termina creyendo el cuento.