miércoles, 29 de junio de 2016

SVS y su Responsabilidad en la Decadencia del sistema de Pensiones (Parte II)





En la columna anterior se planteó que la SVS es responsable de haber permitido y fomentado que la operación del sistema de pensiones, en su dimensión Rentas Vitalicias (RV) de las Compañías de Seguros de Vida (CSV), se haya alejado de su diseño original, que garantizaba el pago a todo evento a los pensionados. Todo lo anterior, vestido de la legalidad y formalidad correspondientes dadas por circulares y normativa que entregan una falsa sensación de supervisión y control, y, lo peor, una falsa sensación de seguridad a los jubilados. Las CSV son también responsables de la decadencia del sistema de pensiones en seguir vendiendo RV que no pueden pagar en ambiente seguro, haberse enriquecido en la pasada y no haber advertido el paso en falso a la Autoridad.

¿Cómo se llegó a esta gran embarrada? Básicamente por dos errores conceptuales graves.

Primero, la falacia del retorno esperado para proyectar flujos futuros sin considerar el Equivalente Cierto de los instrumentos. Este error lleva a creer que el retorno esperado de instrumentos con riesgo domina a los instrumentos estatales triple A, especialmente en plazos largos.

Segundo, la tasa de interés de cero riesgo, en el contexto del diseño del sistema y su coherencia con la mayor incertidumbre y la destrucción creativa. Se pensó primero que no iba a bajar o que su caída era puntual, y quizás ahora se piensa que va a volver a subir (pero la SVS o una CSV no deben jugar con eventos que no pueden controlar y que corresponden a fenómenos mundiales).

Dichos errores conceptuales llevan, a su vez, a diagnósticos, medidas y acciones equivocadas en las RV, las que terminan en la grave cuasi-pirámide actual.

Dado que un compromiso de RV se debe pagar a todo evento, es decir, es libre de riesgo de no pago, debe necesariamente ser valorizado a una tasa libre de riesgo sin añadiduras. Ningún economista serio diría que flujos que se deben pagar a todo evento deben ser descontados a una tasa que no sea libre de riesgo. Pero eso no es lo que hacen las CSV ni lo que exige la SVS. La RV se debe valorizar a la tasa libre de riesgo no porque tenga pagos conocidos, sino porque por su diseño y de acuerdo a lo que establece la Ley, su pago debe ser seguro. Ese es el producto que se ha vendido y publicitado: un flujo sin riesgo de no pago.

Se podría argumentar que la RV se debe valorizar a una tasa que refleje el riesgo de la CSV que la emite. Si el jubilado pudiera descontar los flujos futuros de su pensión en el mercado, probablemente la tasa que el mercado aplicaría no sería la libre de riesgo. Este razonamiento reconoce implícitamente que la CSV está operando con un riesgo y por tanto la RV tiene riesgo de no pago, que es precisamente el punto en cuestión. ¡Pero ese riesgo no puede ser traspasado al jubilado! Si el pensionado pudiese vender sus flujos por cobrar en el mercado, él va a decir que son flujos seguros, sin riesgo de pago y por lo tanto, deberían ser descontados a la tasa libre de riesgo (él esperaría eso); si el mercado le aplica otra tasa (con riesgo), entonces el flujo NO es seguro y el jubilado se llevará una “sorpresa”; no fue lo que le vendieron y tendrá todo su derecho a llevar su caso al tribunal.

Si la RV se valorizara a una tasa que refleje el riesgo de la CSV que la emite, esto sería otro producto que no se llama Renta Vitalicia, y podría ser equivalente a comprar un bono de la CSV. Pero eso no es lo que se le dice al jubilado cuando se le vende una RV. Recordemos que el jubilado ni siquiera tiene la opción de retirar su plata. Entonces el tema es muy delicado. Un razonamiento de este tipo equivale a decirle al jubilado: páseme sus $X millones ahorrados, yo le prometo una RV al Y% hasta que se muera, pero existe alguna probabilidad que no se la pague completa. ¿Cree usted que así lo perciben los jubilados? ¿Así lo publicitan? ¿Cree usted sinceramente que los jubilados aceptarán ello?

Para tenerlo claro: si la CSV ofreció un Y%, y para ello debe asumir riesgo en sus inversiones, es problema de la CSV, no del jubilado; a él le hicieron una promesa concreta, que no depende de las decisiones de inversión posteriores (en este punto nos podremos dar cuenta que la situación de las CSV es más complicada que la de las AFP). Traspasar el riesgo al jubilado va en contra del diseño y del espíritu de la Ley y más encima, sería publicidad engañosa, y peligrosamente engañosa considerando el analfabetismo financiero.

Estimado lector, llámele engaño, estafa, dolo, cuasi-pirámide o como quiera, lo concreto es que la CSV prometió una pago cierto (por Ley), pero existe algún riesgo que se aplique tijeras a la ya escuálida pensión, y en el extremo, que no se pague.

Se podría pensar que, como el pasivo no es exigible todo de una vez, el problema que describo es más bien "contable", que real. Otro error, porque seguir operando en estas circunstancias agrava más el tema; agranda el déficit. ¿Qué pasaría si se decreta una Ley que permita disponer de todos sus fondos a los 65 años, similar a Perú? ¿Y otra Ley que permita a los ya jubilados retirar el saldo (bien calculado) de la CSV que paga su RV? ¿Qué ocurriría a nivel sistémico cuando la primera CSV tenga un tropezón? ¿Qué pasará cuando se destape la olla?

 

Pensar que la garantía estatal cubriría las diferencias también es peligroso, porque en el minuto en que éstas operen, equivaldría a un sistema de semi-reparto en el cual pagan todos los chilenos, se pondría en serio cuestionamiento un sistema de pensiones que originalmente fue una buena idea, y dejará en el camino a varias CSV que no tienen espaldas financieras para reponer el cuantioso capital que se requiere. Sería el fin del sistema.

 

Tarde o temprano este tema se va a tener que sincerar, y no hay que esperar que explote. Dentro de este sinceramiento, hay que darle la opción a las personas para que retiren su plata (bien calculada) y ofrecerle, alternativamente, esta cuasi-RV descontada a la tasa de riesgo de la CSV, pero plenamente informado y publicitado, o más drástico, volver a las bases del diseño, donde la única forma de calzar en plazo y riesgo un pasivo que se debe pagar a todo evento, es teniendo inversiones libres de riesgo y haber prometido una rentabilidad (en la RV) menor que la tasa de retorno del activo, de tal forma que la diferencia cubra los gastos de administración de la CSV.

 


Iván Rojas B.

viernes, 10 de junio de 2016

SVS y su responsabilidad en la decadencia del Sistema de Pensiones





 
¿Es posible distorsionar completamente el diseño de un sistema y/o el espíritu de la Ley con una apariencia de legalidad y, lo peor, de control, resguardo y supervisión? Sí, la SVS es un ejemplo. La SVS tiene varios pecados capitales que no caben en esta breve columna. Destacaré uno de tal gravedad, que la hace responsable de la decadencia del sistema de pensiones. Decadencia que puede terminar en la destrucción del sistema.

Como sistema de pensiones debemos entender el proceso de ahorro previo a la jubilación (AFP) y –también- el proceso posterior (a veces se olvida), donde existen básicamente dos opciones: Retiro Programado (de la AFP) o contratar una Renta Vitalicia (RV) con una Cía de Seguros de Vida (CSV). La opción preferida de los jubilados es la RV; ¿La razón? Un pago seguro (sin riesgo de no pago) hasta que se muera. Cualquier situación de riesgo en uno de los dos subsistemas, pone en peligro el sistema global. No son independientes, como a veces se piensa; y como tan frecuentemente se analiza. La SVS es responsable por su inacción y acción en la actual situación de riesgo de las CSV en sus RV ofrecidas.

El Contexto

En el caso del sistema de pensiones, el diseño fue obligar a la gente a ahorrar durante su vida laboral y al momento de jubilar tener en esencia las dos opciones comentadas. Por diseño (insisto en este punto porque así fue concebido), si una persona elige una RV, ésta debe pagarse a todo evento, y no depende del riesgo de la CSV (que como institución pueda tener producto de su operación). Así fue diseñado, así es publicitado y así es percibido por la ciudadanía. De hecho, hasta el nombre sugiere lo anterior: Renta Vitalicia.

Cuando se diseñó el sub-sistema de las RV, el escenario de tasas de cero riesgo era "alto" y la destrucción creativa era infinitamente menor a la actual. Se permitió, bajo este cuadro, que las CSV asumieran riesgo, "castigando" el pasivo no calzado en plazo, valorizándolo a una tasa "baja" -impensada en aquel momento- de 3% (real anual), siendo el patrimonio el capital de respaldo correspondiente.

La acción e inacción de la SVS

Pero las tasas cayeron. Y el piso ahora llegó a ser un techo. Esto cambió la industria a tal grado que cuando las tasas cayeron por debajo del 3% se dio el absurdo que la tasa castigo ahora pasaba una ser una tasa “premio” y, por lo tanto, “convenía” tener todo el pasivo descalzado. O sea, cambió la metodología central de valorizar los pasivos, que es EL tema en las CSV. Y la SVS no reaccionó apropiadamente. Sus circulares así lo demuestran: las primeras veces en que la tasa libre de riesgo (TM) fue menor al 3%, se publicó dicha tasa (sólo de referencia) y se instruyó que regía el 3% para valorizar los pasivos (¿La SVS pensó que era algo puntual?); después sólo se dijo que el cálculo había dado menor a 3% (sin dar el guarismo), pero se debía seguir usando el 3%. Como dicha situación no podía sostenerse más, la SVS incorporó el vector de tasas libres de riesgo agregando una santa yapa: el regalito del spread de instrumentos triple A; y para dar un (falso) criterio conservador, la SVS castiga esta yapa con un factor de 0,8 (¿Para valorizar pasivos a una tasa que se asemeje a la TIR promedio de los activos?). Todo – y aquí lo peligroso de este cuento- debidamente santificado con circulares y cumpliendo todas las formalidades del caso. Agréguese a lo anterior la gran bondad que la SVS ha tenido con las CSV para que incorporen la mayor esperanza de vida en sus RV prometidas (léase, ajusten sus pasivos al alza) en cómodas cuotas anuales.

Pido disculpas al lector si lo anterior es muy técnico, pero lo concreto y simple es que en relación a la regulación de las RV, pilar fundamental de las pensiones que se pagan, la SVS, en vez de corregir hacia el lado correcto (es decir, seguir el espíritu de la Ley y de cómo fue diseñado el sistema), y hacer que la operación de las CSV convergiera a una operación segura, incorporó una serie de parches vestidos como normas supuestamente “técnicas” que tienen como resultado subvalorar considerablemente los reales pasivos que las CSV tienen comprometidos con los jubilados, cambiando el fondo del sistema por uno que no fue el que se diseñó.

Para colmo de males, la SVS promueve la operación alejada del diseño seguro. Es tan así, que hoy la inversión de las CSV en instrumentos estatales es mínima y predominan bonos corporativos (de empresas sujetas a la gran incertidumbre provocada por la destrucción creativa), se introduce el vector ya comentado, se quiere aumentar el límite de inversión en el extranjero y se habla de inversión en activos “alternativos” para aumentar el retorno de las RV y poder “mejorar” las pensiones, entre otras medidas. Un contrasentido total de los principios económicos elementales… ¡Y pidiendo opiniones de los test y medidas implementadas a las CSV, que son los mismos regulados! (como si un profesor le pidiera su opinión a los alumnos sobre las preguntas que quiere poner en una prueba).

Para empeorar la situación, la tasa ofrecida en las RV (aunque han caído) son bastante mayores a las tasas de cero riesgo. La única manera de cumplir esa promesa es invertir en activos con algún riesgo, y en una situación donde los pasivos están mal contabilizados esto es una bola de nieve que aumenta cada día. ¿Una sofisticada pirámide? Las CSV, en vez de advertir al ente regulador de su error, convenientemente se han enriquecido al seguir vendiendo RV que no pueden pagar en ambiente seguro, con evidente riesgo moral. Son cómplices en la decadencia del sistema.

En este contexto aparecen los Test de Suficiencia de Activos, Capital Basado y ORSA ¿Quién va estar en contra de analizar si una CSV tiene activos suficientes o si su capital está basado en riesgo? ¡Nadie! El punto es otro: ¿De qué sirven todos estos test si el balance sobre el cual se calculan NO refleja la real situación de la compañía? Los test no están malos per sé, el problema -y el peligro de confiar en estos test- es que el "input" de entrada para estos test está malo: las deudas por pensiones que deben las CSV a los jubilados están considerablemente subvalorizadas producto de los regalitos dados por la SVS.

Un test inicial debería ser el siguiente:

a)       Calcular las deudas por RV valorizadas a una tasa libre de riesgo sin yapa y con los flujos actualizados de esperanza de vida. Esto dará en muchos casos un monto muy, pero muy superior al valor contable del pasivo.

b)       Determinar el valor del activo que en su Equivalente Cierto permita y garantice la operación segura.

c)       Comparar el patrimonio económico resultante (negativo en varios casos) con el patrimonio contable. Dado el alto apalancamiento, basta que el pasivo aumente un poquito para que todo el patrimonio se esfume.

 

No estaría mal que tanto la SVS como su jefe (Hacienda) hicieran estos cálculos y reflexionaran en cómo se echó a perder un sistema que en su implementación se fue alejando de sus fundamentos. Una tremenda embarradita que tiene en jaque a todo el sistema de pensiones.

 

Iván Rojas B.

miércoles, 1 de junio de 2016

Taxis y valoración de empresas




 

Hasta hace muy poco tiempo atrás, evaluar el negocio “taxi” seguía una metodología implícita o explícita -digamos, tradicional- donde la principal inversión era la patente de taxi, cuyo monto excede varias veces el valor del auto. El hecho de que haya taxis circulando hace suponer que el valor presente de los flujos netos esperados compensa las inversiones. El hecho de que se transen las escasas patentes a un alto precio refleja que éstas captan parte importante del Valor Actual Neto (VAN) del proyecto. Pero hoy, con el fenómeno Uber a cuestas (y otros más), ¿invertiría usted sus ahorros en una patente de taxi?

Hay, a lo menos, dos moralejas que la destrucción creativa provocada por la revolución tecnológica tiene para los analistas que valorizan empresas y dan recomendaciones de inversión. También para aquellos que compran la pomada que ellos venden, auditores, clasificadores de riesgo y autoridades que supuestamente supervigilan.

Primero: Amenaza. ¿Existe alguna empresa inmune a la revolución tecnológica que estamos viviendo? Ninguna.  ¿Estarán vivas las actuales empresas triple A en 5 ó 10 años más? Los cambios tecnológicos de los próximos 10 años serán considerablemente mayores que los vividos en los 10 años anteriores. Nadie tiene la supervivencia comprada. Nadie. Este simple hecho debe poner la nota de cautela sobre el horizonte de estimación de flujos y los múltiplos de valorización utilizados; también debe ser una alerta sobre el plazo de emisión de bonos que, dicho sea de paso, después compran las AFP y Compañías de Seguros de Vida, ambas jugando nada menos que con los ahorros de terceros.

Segundo: Costo de Reposición. ¿Cuánto cuesta rehacer desde cero una empresa con nuevas tecnologías? Estamos hablando de una nueva función de producción, sin las actuales estructuras pesadas de costos fijos y a costos variables que son una fracción de los hoy vigentes. A priori, un alto techo para replicar la empresa debería ser el capital contable, como tope. Si resulta que hacer una empresa nueva tiene un costo considerablemente menor que el valor actual del activo (deuda más patrimonio bursátil), entonces, el precio de la acción estaría caro para la flor y nata de nuestras joyitas en bolsa. ¿Qué justificaría el excesivo precio de la acción? Esa pregunta la debería responder el Directorio en la junta de accionistas. Dos hipótesis: a) nada impide que hoy se “clone” la compañía con tecnología moderna y, por lo tanto, el excesivo precio de la acción se sustenta por aire, porque basta el sólo hecho que se pueda hacer la empresa nueva, para anticipar sus efectos; b) la compañía no está sujeta a competencia de verdad y opera en un mercado imperfecto, el que sustenta sus rentas anormales... un veranito de San Juan.

Valorizar una compañía impone un desafío cada vez más difícil. Se trata de determinar un VAN del proyecto empresa coherente con la destrucción creativa y condiciones de real competencia. Aquí es aconsejable pecar de cautos y ser prudentes en los parámetros utilizados y en las estimaciones, en vez de seguir la receta común de proyectar flujos en función de una tasa de crecimiento dada por las inversiones anunciadas, entre otros. Llegar y arrastrar las celdas en Excel es muy fácil. Parece que hoy es suicida no solamente comprar una patente de taxi. El primer analista que diga “El Rey está desnudo” y se salga de la manada de los lugares comunes, se llevará todos los galardones.

Iván Rojas Bravo