jueves, 19 de julio de 2007

¿Salario mínimo de $216.000?

Se ha planteado que éticamente los empleadores debieran pagar un sueldo de $216.000 como mínimo. Incluso, podría existir una ley que “sugiriera” lo anterior. Siempre que veo algún tipo de propuesta “diferente”, encuentro muy útil analizar casos extremos. Por ejemplo, ¿qué pasaría si mañana se estableciera un salario mínimo de $1.000.000? desempleo y no contratación inmediata, porque sencillamente algunos trabajadores resultarían caros.

La razón macroeconómica de lo anterior es simple, en equilibrio, el valor de la productividad del trabajador (P*Pmarg., o retorno para el empleador) debe ser igual al salario (W, o costo para el empleador). Cada trabajador tiene asociado un grado de productividad, que viene dado principalmente por su capacitación y experiencia. Por lo tanto, si se quiere evitar que al trabajador menos calificado del país se le pague un salario menor que el valor de su productividad, se fija un salario mínimo igual a éste. De aquí un dato interesante: este es el objetivo del salario mínimo (o debería ser); generalmente se tiende a pensar que el salario mínimo es para garantizar la subsistencia. Para ello hay otras herramientas.

Entonces, el salario mínimo debería ir reflejando los aumentos en la productividad que en el tiempo va teniendo el país. Si crece más que la productividad del país, se generarían distorsiones importantes, las mismas vistas en el caso extremo. Algunos trabajadores, especialmente a los que se pretende proteger, simplemente no podrán encontrar un empleo. De hecho, se observa que las mayores tasas de desempleo la tienen las familias más pobres (25% en los pobres, según Casen 2006, que a su vez presentan bajos niveles de educación y capacitación) y también los más jóvenes (17% en jóvenes de 20 a 24 años), que poseen menos experiencia.

Como conclusión, la solución no pasa por sugerir un salario mínimo “alto”. Mucho menos por fijarlo por ley. El ser humano racional funciona esencialmente en base a incentivos. En este sentido, debiéramos avanzar a una mayor flexibilidad laboral. Si falta creatividad, por último copiémosle a los que lo han hecho mejor.

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