viernes, 5 de mayo de 2017

Un sofisticado y peligroso cartel






En cosechas de uva viníferas de temporadas anteriores, medios supuestamente especializados hablaban de la catástrofe que produciría una sobreproducción de uva (que es irrelevante en el contexto mundial, tratándose de un bien transable), justificando así -o mejor dicho santificando- los bajos precios fijados y pagados por este insumo vital por parte de los grandes productores de vino. Hoy, por el contrario, la importante caída en la oferta chilena de uva vinífera ni siquiera es tema. “No se oye padre”, diría mi madre. Para qué hablar de mencionar siquiera la paridad de los precios internacionales, que es la variable económica más importante. ¿No será acaso parte de una “exitosa” estrategia comunicacional por parte de un cartel en período previo a la fijación unilateral final de precios?

 Nótese que hablamos de proceso de fijación de precios, lo cual ya es raro, porque debería ser más bien una negociación si se tratara de un mercado competitivo. Pero no; y hoy, dicho proceso de fijación unilateral se encuentra en la última etapa.

 Resulta, por lo tanto,  conveniente -¡y urgente!- considerar los siguientes elementos en los análisis del mercado del vino, uno de los productos más transable del agro chileno. Como ente rector, un axioma económico que nunca se debería perder de vista es el siguiente: tratándose de un bien transable y de oferentes cuya sobre o sub producción es irrelevante a nivel mundial, el precio local debería ser coherente con la paridad de exportación/importación equivalente que corresponda. Si no es así, algo en el mercado interno anda mal. Muchas veces se ve en los estudios de investigación que las fórmulas y las metodologías producen una cierta ceguera y se pierde de vista este axioma fundamental.

 Aplicando este principio elemental al mercado del vino, el precio de la uva vinífera –que es una función de demanda derivada del producto final- debería también tener una coherencia con precios internacionales de este insumo, los cuales, a su vez, deberían seguir una relación más o menos estable con el precio internacional del vino de categoría equivalente. Por otra parte, tratándose de un insumo esencial para producir vino y, a la vez, cuyo costo representa una fracción menor del precio del producto final, esta demanda derivada debería ser bastante inelástica. La conclusión es más o menos lógica: una reducción importante en la cosecha chilena de uva vinífera debería tener asociado un alza –digamos ajuste, más que reajuste, considerando adicionalmente que el nivel de precios en Chile no le llega ni a los talones al precio equivalente pagado de uva en, por ejemplo, California- en los precios pagados. “Debería”, cosa que no ocurre.   

 ¿Observamos este axioma en el mercado local? En mi opinión, claramente nos encontramos en riesgo de estar en presencia de un sofisticado y peligroso cartel tácito, toda vez que los elementos que configurarían el abuso de la posición dominante por parte de los grandes y pocos compradores de uva vinífera no serían solamente los “tradicionales”, si no que mucho más sutiles, pero de certera eficacia.

 No nos confundamos: la eficacia del cartel, es decir, sus resultados a la luz del axioma antes expuesto, es la prueba maestra de su existencia, más que la búsqueda de pruebas tradicionales que muestren colusión, las cuales a estas alturas, son cada vez más difíciles de encontrar.

 Dada la reiteración de este sospechoso proceso de fijación de precios, resulta imperioso que la FNE actúe ahora en corregir imperfecciones en este mercado tan relevante para el país y la imagen que se quiere proyectar. No hay que esperar una investigación de un año y medio para actuar, que es el promedio de tiempo que se demora la FNE en hacer un estudio; tampoco que el mercado del vino sea el elegido para ser analizado dentro de los dos estudios que la FNE hace en el año. Los productores de uva no pueden esperar, algunos ya no dan más.

 No hay que olvidar que este tipo de prácticas tiene importantes efectos colaterales en el exterior, cuyas acciones de clases pueden tener drásticas sanciones internacionales a quienes compiten deslealmente. Así que las correcciones es este mercado benefician incluso a aquellos que forman el cartel.

 

Nota: como contexto general, recomiendo la columna “Dura vendimia a la vista”, escrita en enero 2016 http://comopiensasves.blogspot.cl/2016/01/dura-vendimia-la-vista.html.

 
 

Iván Rojas B.

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