martes, 2 de noviembre de 2010

Guerra de Monedas







Imposible no referirse a la guerra de monedas, donde las principales armas son la mantención artificial de un yuan devaluado, una relajada política monetaria en el mundo desarrollado (principalmente EEUU) y el control de capitales en algunas economías emergentes (EE).

Antecedentes:
1) A PPC, el PIB de las EE equivale a un 47% del PIB mundial. Según proyecciones del FMI, se espera que el año 2013 llegue a 50%. El crecimiento del PIB de las EE este año estará en torno al 7%; para los próximos 5 años, el FMI espera que crezcan al 6,6% anual. China e India tienen un PIB que equivale a un 18% del PIB mundial (EEUU es el 20%).
2) EEUU muestra un déficit en cuenta corriente de USD 431 billones (-3,3% PIB). Los principales países con superávit en cuenta corriente son China (USD 289 bn, +4,9% PIB), Japón (USD 181 bn, +3,3% PIB) y Alemania (USD 177 billones, +5,2% PIB). Por otra parte, todos estos países muestran déficit fiscales, entre los que se destacan EEUU (-9% PIB) y Japón (-7,6% PIB). La zona Euro registra un déficit en cuenta corriente de USD 68 bn (-0,5% PIB) y un déficit fiscal de 6,4% del PIB.

Conclusiones:
En los mercados de capitales internacionales, las monedas de China e India aún no tienen la importancia que deberían tener, dado el tamaño de sus economías. Piense Ud. el efecto que esto tiene en el tipo de cambio.

La rentabilidad de la inversión marginal, corregida por riesgo, es mayor en las EE -que presentan déficit de capital físico versus el humano- que en los países desarrollados. El ahorro debería dirigirse a los proyectos más rentables socialmente. A pesar del alto ahorro interno de algunas EE, como China, éste puede no alcanzar a financiar todas las inversiones requeridas. Por lo tanto, la mayoría de las EE deberían tener importantes flujos de capitales. Resultado: déficit en cuenta corriente en muchas de ellas y menor tipo de cambio real. Tratar de evitar lo anterior implementando controles no tiene sentido económico en el largo plazo. Al contrario, además de ser inefectivo, sería contraproducente.

China e India seguirán implementando políticas económicas en promedio correctas. Tecnologías de información y nuevas funciones de producción hacen que los frutos de éstas se vean en un tiempo relativamente corto. Esta mayor productividad está asociada a que la brecha entre su capital humano y el de economías desarrolladas se acorte a tasas mayores a las que se debería esperar en economías algo más avanzadas, como la chilena. El resultado necesariamente se trasladará a un mayor valor en la mano de obra (un ejemplo: ya no saldrá tan barato cortarse el pelo en la India). Por lo tanto, las monedas de China, India y el resto de las EE que sigan su ejemplo se deberían revaluar como reflejo natural de lo anterior.

En el caso chileno -también una economía emergente, pero más avanzada que China e India- se debería esperar una revaluación del peso con respecto a los países desarrollados y una devaluación del mismo con respecto a las monedas de EE como China e India. Dada la forma gradual en que se espera sea la revaluación en las EE, lo más probable es que el peso se siga apreciando en términos reales a tasas decrecientes.

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